Se trata de una falta contra la seguridad aérea que ya ha merecido una  sentencia condenatoria

Jueves 8 de octubre. Último vuelo de Spanair Madrid-Las Palmas, JKK 5006, con salida a las 22 horas. El ex ministro de Justicia, secretario general del PSOE en Canarias y eurodiputado cabeza de lista del PSOE durante las últimas europeas, Juan Fernando López Aguilar, regresaba a su tierra natal. Asistió al funeral del cabo canario muerto en Afganistán. Según han comunicado a Hispanidad testigos presenciales, López Aguilar ingresa en el avión en estado de aparente embriaguez: sonrisa tonta, pelo revuelto, paso dubitativo y la chaqueta arrastrada por el suelo. En conversación con Hispanidad el interesado lo desmiente. Niega que beba habitualmente ni que fuera bebido en ese momento: Puede que llevara la corbata desabrochada; eran las 10 de la noche y ese día me había levantado a las 7 de la mañana y había tenido una jornada muy dura; si alguien piensa que tenía un aspecto poco cuidado..., explica López Aguilar a Hispanidad.com.

Pero la parte más delicada es la segunda. Testigos presenciales aseguran que en el momento crítico del despegue, el ex ministro de Justicia se encontraba enviando SMS desde su móvil. Según esta versión, la azafata le advirtió que el móvil debía estar apagado y López Aguilar hizo caso omiso, lo que obligó a la azafata a efectuar un segundo aviso. Segundo fracaso. Finalmente López Aguilar apaga el móvil cuando el avión ya iniciaba el despegue.

El eurodiputado lo niega tajantemente: Falso, no hay nada; uso el avión a diario y tengo la disciplina del móvil ya cogida. Sin embargo, pone como ejemplo otra vez en la que fue criticado maledicientemente cuando llegó a Estados Unidos a reunirse en viaje oficial con el equipo de la Administración Obama, antes de su toma de posesión. Un policía le hizo un aparte al comprobar que se desplazaba en viaje oficial para facilitarme los trámites y alguien pensó que la policía norteamericana ponía dificultades a López Aguilar para ingresar en el país. ¿Puede que se le olvidara apagar el móvil y que la azafata se lo tuviera que recordar?, ¿puede que enviara un SMS y alguien exageró pensando que habían sido dos las advertencias? No voy a hacer concesiones, fue su respuesta. López Aguilar insiste en que nuestras fuentes sólo pretenden hacer daño al poner un bulo a disposición de un medio afín. Reitera que se trata de maledicencias. No obstante, insiste en que, aunque no va a hacer concesiones,  el hecho de que estuviera enviando un SMS no sería una noticia.

Eso lo decidirá este diario. Pero es que además, sí es noticia. En primer lugar por cuestión moral y de ética pública. No está bien que un responsable público crea que puede estar por encima del resto de la ciudadanía y que para él no se aplican las normas de navegación y seguridad aérea. Él está por encima de las advertencias de la tripulación. Una prepotencia que resulta inaceptable.

Pero es que además, si los hechos se confirmaran, estaríamos hablando de una actuación que puso en riesgo el vuelo. Los expertos en navegación aérea aseguran a este diario que el momento de despegue es crítico y que efectivamente los aparatos electrónicos pueden ocasionar interferencias en las comunicaciones de la aeronave. Unas interferencias que podrían desviar el rumbo unos metros, los suficientes para que el desenlace fuera fatal.

Tan es así que un hecho similar provocó ya una sentencia condenatoria. Se trataba de dos ejecutivos que enviaron SMS en el momento del despegue. El titular del juzgado nº 4 de El Prat de Llobregat les condenó a una pena de arresto de 6 fines de semana y a una multa de 1.800 euros. Así que si López Aguilar estaba enviando SMS en el momento del despegue estaba poniendo en riesgo al resto de sus pasajeros, desobedeciendo las normas de la azafata, incumpliendo la normativa de seguridad aérea y colocándose en situación de contingencia judicial. No sabemos si lo hizo o no. Testigos presenciales nos aseguran que sí, él asegura que no, pero sin dar concesiones y afirmando que si fuera así, no sería noticia. Que el lector juzgue.