Sr. Director:
Me ha emocionado mucho el leer su magnifico artículo sobre la vida del Papa Juan Pablo II. Él siempre fue un admirador de la mujer en el mundo y nos demostró con creces el gran amor y devoción que siempre tuvo a la Santísima Virgen María.

 

Yo tuve el gran honor de conocerlo y estar muy cerca de el durante las festividades del primer "World Youth Day" in Denver, Colorado. Trabajé como intérprete durante las Conferencias que el Papa dio en la Universidad Jesuita de Regis y también fui una de las organizadoras voluntarias de diversos actos y eventos en colaboración con el entonces Archbishop of Denver, J. Francis Stafford hoy en día Cardenal de la Santa Sede en el Vaticano.

Una de las más queridas reliquias que tengo es un Certificado de Apreciation firmado y sellado por John Paul II con el Papal Coat of Arms of His Holliness, como reconocimiento a mis servicios prestados con ocasión de su Visita Papal a Denver, Colorado en el mes de Agosto from 11-15 in 1993.

Nunca en mi vida me he sentido más protegida y segura que durante la estancia de Su  Santidad el Papa en los Estados Unidos. Al estar cerca de él durante los días que duraron el "World Youth Day" sentí más fuerte que nunca la necesidad de renovar mi Fe y todos los principios religiosos católicos que me inculcaron mis padres en el Madrid que me vio nacer.

El Papa Juan Pablo II fue el emisario más cercano a Dios que yo conoceré en mi vida. Mi querido y maravilloso hijo, aunque era entonces muy pequeño, viajó conmigo y siguió atentamente de cerca todos los movimientos de su Santidad el Papa y estuvo a mi lado durante la Solemne Misa de despedida al Papa en el Parque de Cherry Creek, en donde se congregaron más de un millón y medio de gente joven que llegaron a Denver procedentes de todas las partes del mundo para rendir Homenaje y Pleitesía a su Santidad. Le aclamaban sin cesar con himnos religiosos y se unieron a él durante su Visita con intensa devoción católica de amor y un gran reconocimiento, agradeciéndole de esta forma su presencia venerable en este Continente Americano.

¡Viva el Papa Juan Pablo II! El siempre estará vivo en nuestra memoria y en nuestros corazones. 

Concepción M. Losada