Sr. Director:



Señora: Como argentino, ya a estas alturas de la vida, andado, leído e instruido y, habiéndome versado en la historia contemporánea argentina, deseo agregar a su conocimiento lo siguiente: el nombre de La Cámpora, que se auto instituye esta gente, encierra específicamente, una gran falsedad ideológica; ya que, justamente, viene de Héctor José Cámpora, que fue presidente de los argentinos en 1.973 y llegó a ese cargo por el apoyo dado por Juan D. Perón desde España.

 

El Tío (como lo llamaban sus correligionarios) fue el hombre mas fiel que tuvo Perón e, increíblemente, despreciado por este último. Como hombre de Perón, fue realmente contrario a aquellos grupos (como Montoneros) a quienes el mismo JD Perón los "engordó" para tomar fuerza su regreso al país, luego de su exilio; las fuerzas militares combatieron a estos grupos, por indicación del mismísimo Perón (a través de su emisario Italo Luder); mas aun, aquel grupo Montoneros, en sus primeras acciones, asesinaron al líder sindical José Ignacio Rucci, el que era preferido por Perón y apuntaba ser su sucesor.

Actualmente, toda la dirigencia K, incluido Máximo (que después de tantos años lograron lo que verdaderamente les importaba: tomar el poder político y económico de la Rep. Argentina), sigue ocultando la profunda enemistad que existió entre peronismo y subversivos, para sostenerse con la idea casi romántica del recuerdo (arraigado aún en el pueblo) del Gral. Perón. Pura Falsedad Ideológica que se arraiga en la mentalidad de la gente ignorante.

En cuanto a su opinión acerca de la estrategia K para retomar las empresas nacionales, debo decirle que cualquier país debe manejar tales empresas y recursos naturales; claro que se esperó demasiado tiempo para ello y que no debió ser publicado con Bambolla, sino como simple gestión administrativa de control y aplicación de contrato, ya que Repsol ha incurrido en faltas a ese contrato, no alcanzándole con las enormes utilidades que han logrado y, olvidando que esa concesión estuvo teñida de corrupción política argentina con la especial participación de la empresa; después de todo, en esos juegos, los actores ganan y también llega su hora de perder (por lo que vemos, con poca hombría y dignidad).

No quiero decir que no esté claro que la intención de K sea, nuevamente, hacer negociado y, también demagogia; esto está claro.

Alfredo González Miranda