Al pobre alcalde de Valladolid, León de la Riva, le han fusilado por referirse a la bella ministra de Sanidad, Leire Pajín.

Ha pedido perdón varias veces y se ha tenido que tragar la grosería de la ministra de Cultura, González-Sinde. Por cierto, si De la Riba habló de los morros de Pajín nadie se ha referido a otra gentil dama del PSOE, Elena Valenciano, quien se refirió a los musculitos de Aznar. Al parecer, según las normas feministas los hombres no pueden criticar la apariencia física de las mujeres pero las mujeres sí pueden cebarse con la de los varones.

Pero esto no es para tanto, oiga. Lo importante es el nuevo escándalo a cuenta del salario de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Ella puede decir que es muy transparente pero la transparencia y la sinceridad no son condición suficiente. Yo soy muy sincero, he matado a mi padre y lo digo. No es mal actitud, pero mejor sería si no hubiera matado a sus padres.

El partido SAIN reivindicaba que todo cargo público cobrara el salario mínimo. Yo no diría tanto, pero no pasaría nada porque diputados senadores y ministros cobraran el salario medio, ahora situado en los 21.500 euros brutos anuales, más las dietas propias del cargo. ¿Que de esa forma no entrarían en política los mejores? Oiga, ¿acaso los mejores son los más ricos?

En cualquier caso, entrarían en política los convencidos de que la política es el arte del servicio público, no de servirse del público.

Eulogio López

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