Sr. Director:

El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, pidió el pasado 2 de Mayo a los ciudadanos a través de una nota de prensa que no elijan la casilla del IRPF destinada a la Iglesia católica, sino que marquen la correspondiente a otros fines sociales. En un nuevo ataque contra los católicos y la Iglesia, Llamazares justifica su petición manifestando que la Iglesia no se merece dicha aportación por su posición en torno al matrimonio entre homosexuales. El responsable de la izquierda radical de España se muestra ignorante o, cuando menos, imprudente al realizar estos comunicados a sus adeptos.

La realidad de la obra social de la Iglesia Católica, no sólo merece una aportación, sino también el agradecimiento público de ciudadanos y las administraciones ya que, como señaló el famoso economista y Catedrático Emérito de Hacienda Pública Profesor José Barea, «si la Iglesia no prestase sus servicios, tendrían que aumentarse los impuestos. El beneficio es doble: para los beneficiados y para los contribuyentes».

Que el coordinador del partido de extrema izquierda sepa que nunca tendrá puestos de responsabilidad en las instituciones públicas no debería desembocar necesariamente en la carencia de fundamentación y viabilidad de casi todas sus propuestas, pero desgraciadamente, así es. En este sentido, es preciso reivindicar el valor de la obra social desarrollada por el pueblo cristiano, religiosos, religiosas, obispos y laicos. Hay que señalar también que se ha estimado que el Estado tendría que costear 31.000 millones de Euros para sustituir la labor social que realiza la Iglesia, levantar y atender sus colegios y hospitales, asistir a los enfermos, ancianos, marginados, niños e indigentes, mantener las instalaciones y conservar el 80% del patrimonio histórico artístico de España entre otras acciones.

Alfonso González R.-Vilariño