El gobernador del Banco de España, Luis María Linde (en la imagen), ha conseguido el ejercicio del espléndido aislamiento. Me explico: el que reparte doctrina es él, pero el que manda es el subgobernador. Justo lo contrario de lo que practicaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez, su antecesor socialista en el cargo. Y el resultado es que nadie le hace el menor caso. En el sector bancario español, el gobernador del Banco de España manda menos que un gitano en un juzgado.

Ahora Linde vuelve a insistir en que la banca debe moderar su dividendo. Y lo hace en febrero, cuando toda la banca ya ha enseñado su dividendo complementario y, con él, el global.

El gobernador no tiene que pedir menos dividendo sino menos beneficios. Y eso lo hace exigiendo más provisiones o, en su caso, exigiendo, no más capitalización, ese es el error, aunque error global, más crédito al sector privado (lo que se hace pensando el acceso al sector público).

Claro que eso no puede hacerlo el gobernador porque se le echaría encima el ministro. Algo que sería muy lamentable porque no olvidemos que el gobernador del Banco de España es independiente del ministro de Economía. ¡Pues claro que han leído ustedes bien! Lo dice la ley y vivimos en un Estado de Derecho.

Y a todo esto, recuerden que si la banca española no cambia de modelo se irá al garete. No puede ser que este año los seis grandes bancos han disparado su beneficio mientras reducían su negocio típico, centrado en el margen de intereses.

No pueden vivir perpetuamente del ROF o tendremos una nueva crisis bancaria. ¿Era eso lo que usted quería decir, señor Linde Porque se le ha supuesto todo y no se le ha entendido nada.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com