Las presidencias en Iberoamérica tienen un extraordinario poder. En algunas el presidente nombra a la Corte Suprema. Si encima algunos quieren mantenerse en el poder entonces yo creo que eso va contra la institucionalidad democrática.

Lo decía en la mañana del jueves, en Madrid, el ex presidente chileno Eduardo Frei, al ser preguntado por la situación en Argentina tras la muerte de Néstor Kirchner

Vamos, que el chileno ponía del dedo en la llaga. Su postura, aunque no lo dijo, claro está, se corresponde con la de los llamados golpistas hondureños, que pretendían justamente eso: que Mel Zelaya repitiera mandato. Ojo, hablamos de un segundo mandato, porque en Iberoamérica, como recuerda Frei, la tradición -gloriosa tradición- consiste en que ningún presidente renovaba: un mandato y a la calle.

Sin embargo, Frei recuerda que en toda Hispanoamérica se está pervirtiendo la vieja gloria, y cita a Argentina, Brasil, Colombia y todos sabemos lo que está ocurriendo en Venezuela como ejemplos de ese retroceso. Y concluía: La reelección se ha implantado en Iberoamérica. Eso, antes, era impensable.

En España, José María Barreda, el presidente socialista manchego, ya ha hablado de la necesidad el limitar mandatos. Mariano Rajoy, en la inopia una vez más, no ha enarbolado esa bandera, a pesar de que tiene el precedente de José María Aznar, que se negó a presentarse a un tercer mandato sin que ninguna norma le obligara a hacerlo. Sí, ZP ve que su partido no le quiere como candidato en 2012.

Sí, la limitación de mandatos es vital en América, Europa, Asia, África y Oceanía.

Eulogio López

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