El líder socialista madrileño Tomás Gómez dice muchas tonterías, como esa de que Esperanza Aguirre representa el integrismo religioso (como el viejo chiste, ¡Ojalá hijo, ojalá!, dado lo que Gómez entiende por integrismo). Calificar de integrista religiosa a quien como Aguirre, financia el 29% de los abortos privados que se perpetran en Madrid tiene su coña.

 

Pero como está muy cabreado con Zapatero, Gómez ha vuelto a hablar de limitación de mandatos. Y ahí le felicito porque la limitación de mandatos es una de las claves de la democracia. Limitar el mandato de un presidente del Gobierno a ocho años es la mejor manera de que no se creen quistes dictatoriales o de que desastres como la política del actual Gobierno no se perpetúen en el poder tras haber controlado la televisión, el medio electoral más poderoso del momento.

La limitación de mandato a ocho años debería haber sido la bandera de Mariano Rajoy desde 2004. Ahora Gómez se la ha robado. A lo mejor es que Rajoy ya se ve en Moncloa y ahora no le interesa el copyright de la idea.

Eulogio López

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