Sr. Director:
De tiempo en tiempo se tiene noticia del robo/secuestro de niños para venderlos al mejor postor.

 

No hay duda al respecto, es un horrible crimen traficar con seres humanos. Pero mucho más horribles y numerosos son los asesinatos de criaturas al abortarlos, y sin embargo no son delito si todavía no asomaron la nariz.  La cuestión es que las leyes -tan avanzadas en tantas cosas- siguen ancladas en la noche de los tiempos en lo relativo a la vida humana, por lo cual legalmente no es reconocida una vida hasta que ve la luz; esa es la ley política. En el siglo XXI, cuando no hay duda científica -salvo la señora Bibiana Aído, en España- de que la cosa que crece en el seno materno es una vida humana desde que fue concebida, es un anacronismo que esa criatura deba esperar a enseñar su cara para ser inscrita en el Registro Civil, previo el trámite del certificado médico.

El día que la ley política se adecue a la ley natural y reconozca la vida desde la concepción, el trámite para su inscripción en el Registro será el mismo: la firma de un médico. En ese momento -tengo la esperanza de que llegue- los seres humanos estarán protegidos de los criminales desvaríos de cierta clase política empecinada en el derecho al aborto.

Amparo Tos Boix