Si siembras la discordia entre los ciudadanos de un país, ¿por qué te extrañas de que la cizaña prenda en tu propia casa? Si juegas a separar a todo y a todos, incluidos tus subordinados, ¿por qué ha de extrañarte que tus subordinados se separen de ti? Si eres capaz de traicionar a los tuyos, con tal de mantenerte en el sillón, ¿por qué te extraña que tus compañeros te imiten en tu propio hogar? Simplemente han aprendido la lección.

Eso es lo que le ha ocurrido a ZP. Con medias palabras, convenció a José Montilla de que se sacrificara por el proyecto que debía mantenerle a él en Moncloa: cambiar a CiU por ERC como aliado del Gobierno. Para ello, había que pagar el precio de la Presidencia de la Generalitat, que debía entregarse a otro ambicioso sin principios: el líder de Convergencia, Artur Mas. Simplemente, cuando José Montilla se convenció de que sus sospechas eran ciertas, y de que su jefe de filas se ha pasado al enemigo, a CiU, rompe a baraja y le abofetea con un nuevo Tripartito. Montilla ha quemado sus naves en Madrid y sabe que ya nada puede hacer en el Estado ni falta que le hace. Si Moncloa le pone la proa ya lo ha advertid es capaz de romper el mismísimo grupo parlamentario socialista. Esta vez, el espíritu cizañero de ZP, el mismo Presidente del Gobierno que ha conducido a España al guerracivilismo si no cogemos las armas para matarnos es porque vivimos mucho mejor que en el 36 y nos hemos vuelto más comodones- se ha vuelto contra él mismo. El peligro de cisma en el PSOE es ahora más real que nunca, aunque, supongo, la sangre no llegará al río porque en Ferraz los trapos sucios se lavan en casa y porque el PSOE no está en la oposición, sino en el Gobierno y hay muchos cargos para repartir y tranquilizar a los descontentos.

En cualquier caso, Montilla ha sembrado un peligroso precedente. Hasta Patxi López, un vasco bastante obtuso, podría aprenderse el libreto y repetir el envite en Euskadi. No olviden que ZP, cuando el Estatut, se mostraba más catalanista que Montilla, y ahora Montilla le ha administrado su propia medicina: no es que Cataluña funcione como si fuera un Estado independiente, es que hasta los diputados del PSC podrían hacer lo propio en el Congreso de los Diputados y dejar al Gobierno en minoría. Pues lo mismo en Euskadi. Al insensato de López le podría dar por creerse lo del derecho a la autodeterminación como medio para llegar la independencia, que es lo que ocurrió con su modelo Montenegro- y convertirse en más secesionista que Otegi. Estas cosas a Felipe González no le pasaban. A FG le gustaba tanto como a ZP abofetear a la derecha, pero para ello no utilizaba las cosas de comer.

Como el peor defecto del actual Presidente del Gobierno español es el rencor, me temo que esta cesión ante Montilla y ante ERC va a tardar tiempo en digerirla. El resentido no se relaja ni con la venganza, y por ahora no puede ni vengarse.

Al mismo tiempo, el nuevo Tripartito prolonga la agonía del PP. Un importante asesor de Mariano Rajoy me comentaba que el mismo presidente del PP está convencido de que tiene sus días contados, y que su única duda es decidir si se macha tras las Municipales de 2007 o tras las Generales de 2008. Depende de su frivolidad, que es mucha, porque en 2007 todavía daría tiempo poco- para encumbrar a un nuevo candidato pero irse en 2008 es condenar a su formación a 4 años más de travesía en el desierto. Pero, por el momento, el Tripartito ha regalado a Rajoy una bombona de oxígen no se ha convertido en el partido de extrema derecha que pretendía la propaganda monclovita y ha obligado a CiU a echarse en manos del PP o, al menos, a no despotricar contra él.

Y otro que ha quedado señalado es, precisamente, el líder convergente. Artur Mas ha pagado su desvergüenza ideológica de pactar con Zapatero, porque CiU y PSOE defienden cosmovisiones contrapuestas. Todo le daba igual con tal de obtener el sillón presidencial. Pues bien, ahora Mas ha comprendido, quizás demasiado tarde, dos cosas: que ZP no es de fiar y que traicionar los principios por intereses personales no sólo es una falta de ética, sino que puede resultar muy ineficaz. Y lo que digo de Mas podemos aplicarlo, corregido y aumentado, a su socio, Durán i Lleida.

Eulogio López