Desde 1996 ha crecido un 60%, según datos del CGPJ recogidos por el Instituto de Política Familiar (IPF). Andalucía crece un 12,5%. Supone el fracaso de la administración, señala el presidente de IPF, Eduardo Hertfelder

Según los datos del CGPJ recogidos por el IPF, durante el 2004 se produjeron 134.931 rupturas lo que supuso un incremento del 6,5% respecto a 2003 y del 17,3% respecto al 2002. Desde 1996, la tasa de rupturas se ha visto sustancialmente incrementada. Pasa de 83.990 en 1996 a los 134.931 de 2004, lo que supone un incremento del 60%. Desde la Ley del divorcio de 1981, la cifra de rupturas familiares supera ya el millón.

Las separaciones suman 1.054.059 y los divorcios 703.018. El dato apunta además de la gravedad del fenómeno- a la existencia de procesos de separación reversibles. Según separaciones que no concluyen en divorcio rondan el 20% según las estimaciones manejadas por el IPF, por lo que concluye la bondad del periodo de separación como medio de buscar la reconciliación matrimonial.

De las rupturas de 2004, 82.340 son separaciones y 52.591 divorcios. Cerca de un 20% se producen en Cataluña. Esta comunidad autónoma junto a Valencia, Madrid y Andalucía suman el 61,8% de las rupturas totales. Por contra, la Rioja, Navarra, Cantabria y Extremadura presentan la menor cifra de conflictividad familiar. La comunidad autónoma donde más han crecido las rupturas familiares durante el pasado año es Andalucía con un incremento del 12,25%.

Estos datos revelan el fracaso de la administración central en prevenir la ruptura familiar, señala Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política familiar. Hertfelder critica el divorcio express porque entiende que ante el drama de la ruptura, la administración debería velar por la continuidad del vínculo y la estabilidad familiar antes que por agilizar la ruptura. Por ello, Hertfelder solicita la inmediata creación de una Mesa de la Ruptura familiar en la que los agentes sociales puedan evaluar las causas de este brutal incremento y sus consecuencias sobre la estabilidad social y la educación de la infancia.

Además, también propone la creación de un observatorio de la familia y que en las encuestas del CIS se incluya oleadas para estudiar el fenómeno de la ruptura familiar, sus causas y consecuencias. Por último, el IPF propone aplicar las recomendaciones del Consejo de europea de crear los Centros de Orientación familiar para ofrecer apoyo psicológico a aquellas parejas que se encuentran atravesando crisis familiares. La vía para afrontar el problema de la ruptura familiar no es desde luego el divorcio express, concluye Hertfeder.