Tiene razón Napo, apodo con el que en A-3 TV se conoce a Maurizio Carlotti, consejero delegado de Antena 3 TV, y hombre de diálogo : él se hace las preguntas y él mismo se las responde: ¿Telebasura? Yo no soy basurero. Sus reflexiones son, asimismo, claras: Si puedo conseguir trabajadores por 50, ¿por qué habría de pagarles 100? Todos los ex comunistas transformados al capitalismo suelen ser igual de lúcidos e igual de peligrosos. Digamos que Carlotti no tiene clara qué cosa es la televisión basura, razón por la cual no tiene muy claro cómo hay que luchar contra ella.

Y la verdad es que, en este punto, Napo tiene toda la razón. Verán, el martes 26 el jefe de Napo (bueno, casi jefe), José Manuel Lara, presidente de A-3 TV,  se reunía con sus colegas de la televisión pública, de Tele 5 y con la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vogue, siempre preocupada por la infancia. Un pacto, producto del diálogo y el talante, para terminar con la telebasura. En resumen, el Ejecutivo pide a los canales de televisión que eliminen los contenidos que puedan dañar física, mental o moralmente a la infancia.

El daño físico no acabo de cogerlo. Quizás se trata de dioptrías o cosa similar. El daño mental es evidente: por ejemplo, el consumo de series españolas puede provocar idiotización acelerada, no sólo en los impúberes sino también en adultos.

¿Y qué me dicen de la moral? Pero vamos a ver, doña Teresa: ¿No habíamos quedado en que la moral no existe? Bueno, de acuerdo, puede que la moral exista, pero cada cual tiene la suya, es una moral personal, no impuesta. Imposible generalizar. Por ejemplo, para usted es inmoral prohibir el aborto, mientras otros pensamos que se trata de un asesinato. ¿Dígame, qué contenidos eliminamos: los que defienden la vida o los que defienden la libre elección? Algunos estamos contra la guerra de Iraq, y en eso coincidimos. Pero, ¿está usted segura de que los votantes de Aznar pensarán que se trata de una guerra inmoral?

Supongo que es el drama de los medios masivos en un mundo que se niega a aceptar principios absolutos, que se niega a aceptar preguntas tales como qué es la moral o qué es la verdad. Luego, cuando contempla a dónde lleva esta majadería progresista, entonces quiere censurar la televisión, según unos mandamientos civiles que ni la propia Teresa Fernández de la Vega sabe de dónde extraer.

Y Napo va a tener que jugar su papel en este problema insoluble, dado que serán los consejeros delegados de la televisión pública y de los dos canales privados quienes concreten la situación. Lo malo es que Napo sigue preguntando qué entiende cada cual por televisión basura. Y tiene toda la razón, oiga usted.

Eulogio López