Según la ley, las pequeñas y medianas empresas deberían tributar en el Impuesto de Sociedades al 25%, frente a las grandes empresas, que en principio tributan al 30%. Sobre el papel, el impuesto es progresivo y beneficia a los que más dificultades tienen.
Sin embargo, tal y como recoge Cinco Días, las grandes empresas tienen capacidad para, por ejemplo, invertir en I D o en medidas medioambientales y, sobre todo, para planificar sus actividades de manera que puedan pagar menos impuestos. Así, durante el ejercicio 2008, las pequeñas empresas cotizaron en realidad al 22,9%, ligeramente por debajo del 25% señalado más arriba. Mientras, las grandes empresas aplicaron sus conocimientos fiscales para que su tipo se rebajara hasta el 20,2%, muy por debajo del 30% inicialmente establecido, pero también inferior al que pagan las pymes
Mariano Tomás
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