Sr. Director:

Durante una entrevista al sabio Auguste Piccard, (inventor del batiscafo), un periodista pudo observar que sobre la mesa de su despacho tenía tres juegos de gafas. Al preguntarle a Piccard para qué tres anteojos, le respondió serenamente el científico  Mire usted unas gafas son para cerca, otras para lejos ¿y las terceras? Estas son las más importantes, porque me sirven para encontrar las otras dos, cuando las pierdo.

Ante el nombramiento del Papa Benedicto XVI, esta anécdota  me ha hecho reflexionar, sobre todo al observar cómo algunos, pocos, miran con su miopía al nuevo Pontífice. A éstos, y a todos los hombres, les diría que es necesario ver al Santo Padre con las nuevas gafas de la fe, es decir, con visión sobrenatural (el Espíritu Santo, que no se equivoca, ha actuado en su elección, eso sí, con la ayuda de los Cardenales).

De este modo, con estas gafas (las terceras que utilizaba el sabio Piccard) encontraríamos las otras dos: las gafas de cerca, por un lado, para así ver las buenas cualidades del Cardenal Ratzinger: humildad, sencillez, lealtad, capacidad intelectual, búsqueda apasionada de la verdad, espíritu de trabajo y de servicio;  y también sus cualidades sobrenaturales: fe viva, amor inmenso a Dios y al prójimo, piedad sólida, sincero afán de comprensión. Y por otro lado, hallaríamos también las gafas de lejos, con las que podríamos otear una nueva primavera para la Iglesia y la humanidad entera al seguir el camino trazado por Juan Pablo II (ecumenismo, diálogo interreligioso, paz).

Pienso que las palabras del nuevo Papa: Se ha de estar siempre dispuesto a explicar por qué se cree, son un presagio de una fundada esperanza y de una firmeza en la fe. ¡Al tiempo!

Rafael Campoamor

rafaelcmapoamor@hotmail.com