Vive el presidente Zapatero con ese resquemor de que a su abuelo lo mató la derecha y eso no puede ser. Su escozor lo ha trasladado esta vez al Congreso, negando la ubicación de una placa en honor a la madre Maravillas. ¿Será ZP un temeroso de Dios?

Sr. Director:

El episodio de la penosa polémica sobre la colocación de una placa en el edificio del Congreso para recordar que allí nació una madrileña ilustre por su santidad, pienso que ha confirmado lo que el PSOE entiende por aconfesionalidad del Estado, es decir, beligerancia ante el hecho religioso.

Hay que añadir la escalada en la aplicación sectaria de la memoria histórica, que llega hasta negar los valores humanos de una mujer que, por entregar su vida al servicio de los pobres, es reconocida como santa por la Iglesia. Lo que subyace en este revelador caso no es otra cosa que el rancio radicalismo de un partido, el PSOE, que todavía no ha entendido el valor de una sana laicidad ni mucho menos la aportación de la religión en la formación moral y cívica de la sociedad.

En todo caso, el sectarismo ha vuelto a quedar en evidencia, ha puesto miserias al descubierto, a costa de una santa que no necesita placa alguna, porque su memoria está viva en el pueblo al que sirvió y al que enseñó a amar a Dios y a los hermanos.

Jesús Domingo Martínez

jesusdomingo125@gmail.com