La corresponsal de RTVE en Italia, Marisa Rodríguez Palop, es una progresista. Pepera, pero progre. Acaba de informarnos sobre las declaraciones de un fiscal italiano en el sentido de que la mafia calabresa podría atentar contra la vida del Papa. Pero lo bueno está en la razón aducida por Palop: resulta que los mafiosos quieren matar al Papa porque la reforma del banco vaticano, alentada por Francisco, puede privar a los descendientes de Corleone del acceso a las "enormes riquezas del Vaticano". ¡Toma ya!

Por partes. Que este es un Papa mártir ya lo hemos repetido en Hispanidad. Puede ser un martirio clásico -que le peguen un tiro- o puede ser el martirio al que ya le están sometiendo, propios y extraños, a costa de manipular su mensaje. El segundo tipo de martirio me parece más peligroso que el primero, el de la mafia calabresa.

Ahora bien, ¿cuáles son las riquezas del Vaticano ¿El patrimonio inmobiliario o el museo vaticano Ese es patrimonio que no se puede convertir en liquidez. Buena prueba de ello es que a Mariano Rajoy no se le ha pasado por la cabeza vender el Museo del Prado ni el Palacio Real.

Además, el espíritu mafioso busca el dinero,  sí, pero sólo para obtener poder. Nada menos que el poder de disponer de las vidas ajenas. Francisco les hace mucho más daño con sus palabras contra la violencia y su alineamiento con el débil frente al fuerte que con la reforma del banco vaticano, que ni es un banco ni se está reformando porque haya acumulado riquezas de forma ilegal.

La Iglesia se mantiene, sobre todo, gracias a las limosnas de sus fieles -en concreto, su sede central, del óbolo de San Pedro-, por más que doña Marisa se empeñe en hablar de las ingentes riquezas del Vaticano.

Como muestra de su científica tesis, como prueba irrefutable, doña Marisa recuerda el atentado de Alí Agca contra Juan Pablo II (en la imagen), en 1981. Pero princesa, que eso es un ejemplo de tu tontuna. El móvil del terrorista turco no fueron las riquezas vaticanas, y el móvil del mundo soviético que le manipuló y financió, no era la fortuna de la Iglesia.

Moscú quería acabar con Wojtyla porque sus palabras herían de muerte su poder autoritario que aherrojaba a  la mitad de la humanidad. Ese ataque pacífico a su totalitarismo generó odio, en el KGB y en el majadero iluminado de Agca, y ese odio fue lo que apretó el gatillo. Ni más ni menos.

El PP, que controla, o descontrola, la TV pública, debería reflexionar sobre "las enormes riquezas vaticanas".

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com