Con los socialistas siempre ocurre lo mismo: en cuanto pierden el poder se vuelven comunistas radicales. Por eso Rubalcaba se nos ha vuelo un comecuras peligroso y se ha echado en manos del lobby feminista de su partido, cuyo lema es el mismo del progresismo: abajo los curas y arriba las faldas.

El aparato intelectual, la materia gris, que alimenta a Rasputín Rubalcaba, no es otra que la 'finezza' feminista del PSOE, un grupo de presión histérico, entre las que destacan dos elementos, o elementas: Soraya Rodríguez y Elena Valenciano (en la imagen). Es un grupo que se alimenta de proposiciones tan determinantes como la que reza -nunca mejor dicho-: "Fuera los rosarios de nuestros ovarios", o aquella otra de "fuera las biblias de nuestra vagina" que rima menos pero tiene igual fuerza lírica.

Y luego están los obispos que, como bien saben son los culpables de todo, mayormente, de la situación de las féminas. Ya lo dicho Rubal: "El PP tiene débitos con los obispos".

Y todo esto para protestar contra una ley, la que prepara nuestro nunca bien loado Gallardón, que no cambiará en nada, lo que se dice en nada, el matadero de no nacidos en el que se ha convertido España. El PSOE es, teóricamente, más abortero que el PP. En la práctica son iguales.

¿Y saben por qué ocurre todo esto Porque son obispos y no obispas. Si fueran obispas, otro gallo cantaría. Y si Gallardón no fuera tan cínico ni Rajoy tan huevón -dicho sea en sentido cubano, hermano- a lo mejor la gran matanza terminaría.

Eulogio López

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