La cantidad de dolientes, acogidos en las policlínicas de Inglaterra, por enigmas de la salud mental ocasionadas por las bebidas etílicas y los alcaloides, ha aumentado en los últimos tres años, como exhiben los informes divulgados por el Servicio Nacional de Salud.

El crecimiento ha llegado a 47.000 pacientes, rebasando los 200.000 hipocondríacos, internados en psiquiátricos.

Para la portavoz de sanidad del partido conservador este incremento de enfermos manifiesta el deterioro que originan las narcóticos, así como la fracasada táctica que ha ejercido el estado laborista en la prevención de estos dilemas entre los jóvenes, habiendo cooperado a que los mortales crean que los estupefacientes son inofensivos. La amenaza del veneno que contienen las drogas para la robustez cerebral ha sido delatada por una investigación exhibida en una convención del Instituto de Psiquiatría anglosajón. El trajín se realizó sobre 2.400 mortales berlineses de 14 a 24 lapsos de tiempo.

La droga, cuanto más se dilapida, con más imperiosidad se necesita. El vendedor ofrece al adolescente incauto que le llevará al paraíso, pero oculta que el precio que deberá pagar es la propia autodestrucción, el deterioro físico y psíquico que transformará, el paraíso de unos instantes, en un prolongado e insoportable infierno. La droga es el ataque más grave que sufre la sociedad actual. Es una embestida cuyas consecuencias alcanzan a todos los mortales pero del que son víctimas los jóvenes, nuestro caudal más valioso.

He visto a los más grandes espíritus de mi generación, arrastrarse de madrugada por las calles, en busca de la droga urgente imperiosa, afirma Allen Ginsberg.

Clemente Ferrer Roselló

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