Todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas: un hombre feminista. Pero aún hay algo más tonto que un varón feminista: un cura progre.

La cadena SER, del grupo PRISA, el diario Público, el Periódico (Grupo Zeta) calentaron la Eucaristía de las Familias, a la que acudieron, en la madrileña plaza de Colon, miles de familias de toda España y del extranjero, convocadas por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.

El teólogo progresista Juan José Tamayo lució sus mejores galas intelectuales al asegurar, con fidelidad al magisterio y al cristiano espíritu de obediencia que eran otros tipos de familias los que estaban en peligro en España. De inmediato, la Conferencia Episcopal ha tomado buena nota de las amistosas sugerencias de la cadena SER y prepara una nueva eucaristía para parejas de hecho, preferentemente gays, y para fomentar el matrimonio sin compromiso y el divorcio express.

Lo que está claro es que los católicos empiezan a estar hartos de tantos ataques a sus principios, su forma de vida y a su propia existencia. La misma cadena SER del Grupo Prisa, comentaba días atrás la convocatoria madrileña, asegurando que los católicos no debían realizar un acto en la calle (el espectáculo de tantos cristianos arrodillados en el asfalto en el momento de la consagración, en el mismo asalto que horas después sería transitado por cientos de coches y peatones resulta insoportable para los que odian a Cristo), que para esos tienen sus templos. Es la libertad progre: libertad dentro de un orden: de su orden.

Lo cierto es que la quinta edición del día de las familias ha conseguido rehacer un matrimonio olvidado: la simbiosis entre la Jerarquía y las familias cristianas, entre los que interpretan los principios morales y los que los ponen en práctica en una sociedad que no deja de atentar contra la familia. No sólo el PSOE, sino también el PP, que nuevamente utilizó el señuelo de Jaime Mayor Oreja, uno de sus escasos políticos consecuentes (aunque, caramba, podía haberlo sido más consecuente durante su etapa como ministro del PP) con su fe cristiana. Pero es lo mismo: lo cierto es que la Iglesia expone con esto su mejor arma ante el mundo: la transustanciación. Un arma más poderosa que los grupos PRISA y Mediapro y Zeta, todo justos, más poderoso que el anticlericalismo del PSOE y la tibieza del PP en la defensa de este único país libre que queda en el mundo, llamado familia comprometida.

Los obispos españoles (más de 50 presentes) recibieron, un año más, el apoyo explícito de Benedicto XVI, el papa de los cuatro principios no negociables. El Pontífice intervino desde Roma y un año más se dirigió, de forma directa a los congregados en Madrid. Minutos después, Monseñor Rouco refirmaría el principio de la familia, uno con una para siempre abiertos a la vida, para recordar que la crisis demográfica pone en peligro el Estado del bienestar, el gran papel europeo. Porque no olvidemos que el mayor problema económico de Occidente es que no tiene hijos. Vamos, que lo que afirmó el cardenal gallego no es un principio de fe, sino un incontestable dato económico. Y ya ven, lo que son las cosas, resulta que la gran mayoría de las familias cristianas, las que han hecho de su matrimonio un voto, ergo un compromiso, ergo la donación de uno mismo, suelen ser las más generosas a la hora de tener hijos, esto es, a la hora de salvar la economía.

Por lo demás, el acto se convirtió en una defensa del sentido cristiano de la familia, la única familia posible la familia natural. No podía ser de otra forma, porque no hay nada más natural que lo sobrenatural. La antropología de Rouco recuerda la teología del cuerpo de Juan Pablo II, cuando hablaba de la sumisión recíproca como regla de oro en la relación entre hombre y mujer. Ambos seres, ejercen su libertad para donarse al cónyuge, con lo que el uno queda sometido a la otra y la otra al uno. El invento divino de la familia hay que reconocer que es un invento atrevido, porque nada hay más diferente del hombre que la mujer y nada más diferente a la mujer que el varón. Son distintos pero complementarios, en algo que parece un truco de magia pero que ha resultado el mayor productor de libertad y de felicidad que ha desarrollado la humanidad.  

Canal 13 TV, el único canal de Tv de alcance nacional que responde hoy en día a las esencias cristianas,  retrasmitió el acto. Ahora, sólo queda extender la Eucaristía de las familias a otras tres celebraciones litúrgicas para completar los cuatro principios no negociables de Benedicto XVI. Una misa por la vida, que no puede ser sino en la Fiesta de la Anunciación (25 de marzo) o día del niño por nacer. Una Eucaristía por la libertad de enseñanza, que es mucho más que la capacidad de los padres para educar a los hijos según sus convicciones. La libertad educativa se entronca con todo el ataque del Estado para inmiscuirse en las familias. Toda tiranía no es más que eso: el deseo de los gobernantes de lavarles el cerebro, es decir, de arrebatarle a los padres sus potestades. Recuerden: la familia es una célula de resistencia a la opresión, el único lugar en el que a la gente se le considera por lo que es, no por lo que aporta. Desde el momento en que salimos a la calle entramos en el reino de la contraprestación: tanto das, tanto recibes en el mejor de los casos-.

De ahí el intento de los poderes públicos y corporativos, del poder político y del poder económico, por entrometerse en el hogar. El poder siempre es liberticida, y sabe que si no anula a la familia, especialmente a los cónyuges libremente entregados, no podrá consolidar su propio poder. Las sentencias que retiran la patria potestad a los padres porque han dejado engordar a sus hijos son una buena muestra de ello, las palabras del ministro de Educación de Zapatero, Ángel Gabilondo, asegurando que es el Estado quien educa a los hijos, lo dice todo. Fecha para esta eucaristía: septiembre, cuando empieza el curso.

Y queda el bien común, principio tan importante como cualquier otro. La doctrina social de la Iglesia constituye el mejor cuerpo ideológico para la justicia social: salarios dignos, entender la política como el servicio al individuo, no al revés, una política fiscal adecuada, la lucha contra la corrupción o, en la actual crisis financiera, y controlar la especulación de los mercados, forman parte de esa doctrina social de la Iglesia. Fecha adecuada: junio, el momento de las grandes decisiones económicas, cuando se empieza a hacer balance del presupuesto anterior y se prepara el siguiente, porque ya todos nos olemos, a esas alturas del año, cómo transcurre el ejercicio económico.

En resumen, este invento español de la Fiesta de las Familias, en la calle, porque los católicos tenemos derecho a salir a la calle, debe completarse con otras tres eucaristías.

Por cierto, un invento español que convendría exportarse a otros lugares del mundo. En cualquier caso, comienza a alumbrar la esperanza en Europa.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com