Respuesta a la petición del presidente de la AEB, Miguel Martín, quien considera que reestructurar es fusionar

El presidente de la AEB, Miguel Martín, no sólo es un hombre conocedor de las cajas, sino querido por las cajas. Por eso su intervención de la semana pasada en Santander es tan relevante. Pide que en los procesos de reestructuración de las cajas -no habla de reestructurar bancos- pasen necesariamente por las fusiones. Afirma que no entiende otra manera de reestructurar.

Por supuesto, las cajas no entienden lo mismo. El presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, plantea la posibilidad de reestructuración recortando capacidad, oficinas o red o bien focalizándose en la parte del negocio en la que son más exitosas. Este lunes, el director general de la CECA, Olavarrieta, insiste en la misma tesis, y pide que las ayudas sean flexibles, sin requerir la fusión. De hecho, la CECA vende que las cajas ya han cerrado 163 sucursales en el primer trimestre, la mayor cifra desde la crisis de 1974.
¿Y qué opina el Banco de España? El subgobernador, Javier Aríztegui, se posiciona más bien con las cajas. Afirma tajantemente que las ayudas deben de ir ligadas a reestructuración, pero no considera que reestructuración sea igual a fusión. Al final, la cosa acabará en un apaño: Ud. recorta oficinas, amortiza algún puesto de trabajo, eficiencia sus procesos y en algunos casos se fusiona, pero no en todos. Habremos perdido la oportunidad para una verdadera reestructuración y habremos hecho un uso ineficiente del dinero público. Esa será la lamentable conclusión.