A ver si nos entendemos: la cadena de emisoras Onda Cero no se va a disolver tras el laudo arbitral que le condena a pagar 185 millones de euros a Blas Herrero, dueño de Kiss-FM. Ha sido un palo, ciertamente. Y nadie esperaba que el laudo fuera tan favorable para Herrero y tan perjudicial para el grupo Planeta, pero no va a haber disolución alguna.

Decíamos el martes 16, que después del 14-M vendría el 15, y que ese día el laudo arbitral de Kiss-FM haría saltar en pedazos muchos proyectos. Pues bien, así ha ocurrido. En la noche del martes, José Manuel Lara, presidente de Planeta y de A-3 TV (que tiene en su tripas a Onda Cero), comunica a los miembros de su Consejo que él sí había llegado aun acuerdo con el presidente de Telefónica, César Alierta, por el que la operadora se comprometía a pagar el porcentaje de acciones que Planeta compraba de A-3 TV y Onda Cero (es decir, un 24%). En otras palabras, Alierta está ahora comprometido a pagar unos 50 millones de euros a Planeta, mientras el resto de socios del canal televisivo y de la cadena de radio se quedan a verlas venir.

El cabrero entre los minoritarios fue mundial, pero ninguno parecido al de los alemanes de Bertelsmann, en cuyo organigrama, por cierto, se esconde un español, Juan Abelló, vicepresidente del SCH y presidente del canal televisivo RTL.

Así que, en contra de lo que se ha publicado, Onda Cero como institución se dispone a denunciar a Telefónica, más que nada porque Lara se ha defendido diciendo que aún es posible pelear jurídicamente contra Telefónica, pero Bertelsmann, mucho ojo, va por libre en este juego, y sus abogados están planteándose si, además de contra Telefónica, ellos, a título personal, se querellan contra José Manuel Lara y Planeta.

En primer lugar, se sienten estafados. Uno de los directivos comentaba que en España, y desde que se marchó el tradicional representante del grupo en nuestro país, Hans Mainke, "no hacen otra cosa que tomarnos el pelo". Preguntado si están dispuestos a romper A-3 TV con una querella contra su compañero de Consejo y presidente, José Manuel Lara, no lo dudan: "Ya tuvimos una agarrada con Planeta por la editorial Plaza y Janés. No sería la primera...".

En pocas palabras, Lara ha mentido a sus socios. Con una puñalada de pícaro, y esperando que el laudo no fuera tan elevado como el que ha sido, se aseguró que su cuota parte sería pagada por Telefónica, y que sus socios apechugarían con las consecuencias.

Lara, al mismo tiempo, comunicó a sus socios que A-3 TV disponía de liquidez necesaria para pagarle a Blas Herrero los 190 millones de euros (poco más del valor total de Onda Cero), pero recuerden las palabras de Shakespeare: "Qué extraña red urdimos cuando por primera vez mentimos". Si A-3 TV dispone de liquidez para pagar a Blas Herrero por un error imperdonable del pasado, ¿cómo es que sus dirigentes dejaron en la calle a  más de un centenar de trabajadores aduciendo el estado comatoso de la compañía? La puñalada de pícaro de Lara aún dará que hablar.

Ahora todo depende que de que alguien calme al león Bertelsmann, pero lo cierto es que esto se parece demasiado al caso Mediapark, que tuvo una solución bien distinta. Y el parangón resulta bello e instructivo, dado que están concernidos los dos editores más importantes de España: Jesús Polanco y José Manuel Lara. También Jesús Polanco se encontró tras la fusión digital, con que su socio, Telefónica, tenía un contrato con la productora Mediapark, para emisión de canales temáticos. Pero Polanco no es un pícaro. Es, simplemente, un matón. Por eso, su actitud no fue tan sinuosa como la de Lara. Simplemente, advirtió a Mediapark y a su accionista mayoritario, Iberdrola, que rompía el contrato y que si querían denunciarlo ya sabían dónde estaba el juzgado. Eso sí, debería arrostrar las circunstancias de querellarse contra el hombre más poderoso de España. Y si no, que se acuerden del juez Gómez de Liaño. Naturalmente, ganó el combate antes de que comenzara. Y esto también es bello e instructivo: don Vito Corleone no empleaba la fuerza, salvo en el caso de que fuera estrictamente necesaria.

¿A quién prefieren ustedes, al pícaro o al matón?