Pues no, lamentamos contrariar a buena parte de la prensa española, pero lo cierto es que el martes 30, durante la celebración de la Comisión Ejecutiva y del Consejo de Administración de Antena 3 Televisión (A-3 TV) no hubo  bronca. El informe jurídico presentado por el presidente, José Manuel Lara, fue aprobado en sus cuatro puntos cruciales. Eso sí, una vez aprobados, los alemanes de Bertelsmann volvieron a plantear la cuestión de por qué Planeta tenía asegurado el cobro de la sanción impuesto por el laudo en su cuota parte accionarial y los demás no. Al tiempo, los alemanes eran partidarios de denunciar a Telefónica por incumplimiento de contrato y de exigir daños y perjuicios por haber perdido Kiss-FM.

Sinceramente, lo más posible es que la sangre no llegue al río. Lara sabe, y César Alierta también, que ninguna guerra mediática les va a servir de mucho y que, además, en el mejor de los casos, el recorrido judicial durará 6 años y el resultado no está nada claro.

Bertelsmann, en un último ademán, saca a la palestra el nombre de Luis Blasco, amigo personal de Alierta y hombre que figuraba en ambos lados de la barrera, tanto en el momento en que A-3 TV compra Onda Cero como en el momento en que Planeta compra A-3 TV a Telefónica-Admira.

¿Pueden tantos medios, tan distintos, con periodistas tan especializados, equivocarse en la misma dirección? No sólo pueden, sino que suele suceder, cuando se impone la fuerza de la lógica y de lo verosímil, y especialmente cuando el objeto de la noticia es otro medio informativo, que, como se sabe, son las empresas más opacas de todas.

Para entendernos, todo quedó arreglado en la Comisión Ejecutiva, que comenzara a las 15:00 horas. Y el Consejo de Administración (a las 18:15) no hizo más que ratificar los cuatro acuerdos: provisionar los 190 millones de euros, recurrir el laudo (¿por qué no lo hicieron 24 horas después de recibido?), asegurar el futuro de Onda Cero (lo más importante, aunque sigue en pie lo de echar a la quinta parte de la plantilla, 200 de sus 1.000 trabajadores) y reclamar a Telefónica que pague los 190 millones, reservándose el derecho a emprender acciones legales en el caso de que Telefónica se niegue a pagar (que se negará).

Por cierto, Bertelsmann ha vuelto a recordar que ya se consideraron engañados por Planeta cuando la operación de Plaza y Janés y el listado de clientes del Círculo de Lectores. Y también recuerda que el presidente de RTL (la televisión de Bertelsmann) es Juan Abelló, vicepresidente del Santander Central Hispano, el otro accionista en liza y que, a día de hoy, apoya claramente a Lara frente a Bertelsmann.

Esto es lo malo de España: que son muy pocos los que mandan mucho y están en todas partes. Y recordemos siempre que Polanco, el adversario de Lara, en un caso muy similar, Mediapark, lo solucionó de forma bien distinta a la sutileza de Lara: ordenó la rendición incondicional del adversario (en este caso Iberdrola) bajo amenaza de dirigir todas las baterías del multimedia Prisa-Sogecable contra sus posiciones. Y no se necesitó laudo arbitral alguno. Es más, a Polanco no le preocupa que le lleven a los tribunales. Por ejemplo, una década después de comerse y destrozar A-3 de Radio, su principal competidor, y de perder toda las sentencias judiciales habidas, simplemente el señor Polanco no cumple las sentencias porque no le sale de las narices. Es un esquema mucho más simple y eficaz que el del sutilísimo Lara. Y tiene que ver con el asunto, porque si César Alierta se viera atacado (que no va a suceder) por los medios de Planeta, Polanco acudiría en ayuda del presidente de Telefónica: un socio ideal en su monopolio de la televisión de pago.