Sr. Director:

No cabe la menor duda de que todos sin excepción nos sentimos especialmente tocados cuando conocemos casos en que los niños son utilizados por adultos para sus fines particulares de éstos, muy alejados de los intereses y necesidades infantiles.

Esto es lo que me ha ocurrido al saber la estratagema del presidente del Barça, usando a trescientos niños para reivindicar sus ansias políticas. Me pregunto qué clase de persona es Laporta, que ha de escudarse en trescientos niños para sus pretensiones ¿Sabían los niños lo que estaban pidiendo? ¿Pudieron dar su aprobación conscientemente? ¿No cree que deberían estar prohibidas estas manipulaciones aberrantes? ¿No dice nada al respecto la carta de los Derechos del Niño? ¿Pagó Laporta a esos niños por el servicio prestado? ¿Por recibir dinero u otros regalos a cambio es menor la manipulación?

Fina Millán-Hita

millanhita@secretariaplus.com