Habla Wolfgang Schäuble, ministro de Hacienda de Alemania, ministro de Finanzas alemán: "El fondo europeo concede créditos a los países, no hace donaciones".

Así es. Schäuble ha resumido la situación de la actual Europa a la perfección: resulta que Europa no es un país, es un banco. Insisto: hasta 1992, el ideal europeo se basó en un presupuesto común, donde los ricos aportaban más que los pobres. España, que era de los pobres, empezó recibiendo más, cuando llega la crisis de 2007, con una Europa ampliada a los países excomunistas, España ya da más de lo que aporta a Bruselas. Y así debe ser.



Pero desde Maastricht ya se había gestado el virus de la UE-banco. Como recuerda Schäuble, Europa ya no ofrece donaciones, ofrece créditos. Ese es el problema. Y cuando de finanzas hablamos, es el prestatario el que ayuda al prestamista mediante el pago de intereses, no al revés, como parecen vendernos. En una UE-Banco somos los españoles los que ayudamos a los alemanes, no al revés.



Volvamos a la Europa solidaria vía presupuesto común, donde todos se beneficiaban: los pobres para salir de su pobreza, los ricos para poder venderles sus productos a unos pobres que sí podían comprarlos.Yo a esta Europa de Schäuble no me apunto. Para eso, prefiero un banco privado que se guía por un contrato de obligado cumplimiento, no por la adhesión a un proyecto común. Vamos ahora con el economista de moda, el Nobel de Economía Paul Krugman. Este fin de semana ha soltado lo siguiente: "Si Alemania no cede, el euro se rompe…" Advierte que España debe realizar un ajuste estructural, reducir el nivel de los salarios y liberalizar el mercado laboral porque su actual tasa de paro resulta 'extravagante'".Es curioso comprobar cómo los economistas heraldos de la tragedia inminente, con Krugman a la cabeza, nos exigen, antes que nada, que nos bajemos los salarios. Pero mire usted, lo que menos  le conviene a España es precisamente eso. Si me habla de impuestos laborales, es decir, de coste salarial, de acuerdo, pero si me habla de salario neto, entones estamos perdidos.



Las familias españolas no consumen porque no tienen dinero para consumir. Con ello, se resiente la producción  y nuestra única salida reside en la exportación. Le pongo un ejemplo que ya hemos repetido en Hispanidad: a Rajoy podrían permitírsele todas las subidas de impuestos, así como la deseable reducción del gasto público, de las subvenciones públicas y de las prestaciones públicas -por ese orden-, si subiera el salario mínimo desde los 754 euros brutos mensuales actuales (por doce pagas) a 1.000 euros netos (por doce pagas). Esa subida del SMI impondría una evolución al alza de la escala baja de los salarios, y, con ello, del consumo.  

¿Quién le ha dicho a Krugman que reduciendo salarios saldremos de la crisis, si los españoles cobramos salarios de subsistencia? En España no hay que bajar los sueldos, hay que subir los salarios bajos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com