La telebasura vino de la mano de Gran Hermano, un famoso reality show donde una tropa de participantes coexisten en una mansión, incomunicados y con filmadoras observándolos las 24 horas de cada jornada.

 

Deberán eclipsar las destituciones que la audiencia sentencie y así lograr la recompensa final. El programa televisivo fue fundado por el neerlandés John de Mol. El prototipo de Gran Hermano apareció en 1997, durante una reunión brainstorm en la productora del holandés. Fue transmitido por primera vez en Holanda en el año 1999, siendo más tarde adaptado en más de 70 países. Ha llegado la soez y vejatoria televisión basura.

Seis inválidos son dejados a su suerte en un oculto islote céltico con viandas básicas y filmadoras que evaluarán todos sus ajetreos. Cast Off -abandonados- es el reality show de la televisión anglosajona, Chanel 4, que pretende exhibir la fiel realidad de los mortales que viven con alguna discapacidad. Cada personaje es interpretado por un famoso actor que sufra la misma incapacidad que su alter ego: Jerry es sordo, Carl es invidente, Dan está postrado en una silla de ruedas, tras un atropello automovilístico. Diana es pequeñuela, John un aquejado por talidomina y William padece querubismo, un achaque genético que origina la protuberancia en la parte inferior del rostro. Cada capítulo exhibirá la trama vista desde la realidad de cada uno de ellos.

Los anhelos primarios de la televisión deben ser informar, enseñar y recrear. La Federación Internacional de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes asevera que los programas basura son un cáncer cuya metástasis, tiende a invadirlo todo. Es necesario eliminar de las parrillas toda esta telebasura que puede ofuscar a los chiquillos que pueden terminar trastornados.

No podemos consentir que se produzca la aseveración de Félix Lope de Vega y Carpio, uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro: Si el vulgo es necio, es justo hablarle en necio para darle gusto.

La telebasura es un problema más grave que el del terrorismo o las drogas.

Clemente Ferrer

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