Alemana y anglosajona, incluido el elemento sajón que subyace en el alma francesa, minoritario pero interesante. Dice Ramón Tamames que la canciller Merkel se va a tener que tragar sus despectiva actitud respecto a Grecia.

Jean Claude Trichet le ha recordado a Alemania que comparte un proyecto común con Grecia, mientras Financial Times promete que no volverá a emplear el término PIGS (cerdos) para  referirse a la cuenta mediterránea: Portugal, Italia, Grecia y España.

El mito de que los dadivosos alemanes matan el hambre del resto de los europeos y que con la entrada en vigor del euro los germanos nos han elevado a las cumbres del progreso a los mediterráneos rezagados.

Podía responderse aquello de y un jamón de mono, pero quizás baste con dos argumentos:

Lo cierto es que la creación de Eurolandia les ha salido redonda a los alemanes: con el euro se han homologado los precios, pero no los salarios, y un trabajador alemán gana un 70% más que uno español.

Otro detalle: la balanza comercial. España vende a Alemania por valor de 13.000 millones de euros frente a los 31.000 millones de euros que los españoles les compramos a los alemanes. Lo dicho, la UE y Eurolandia es un chollo para la llamada locomotora europea. Aquí Zapatero ha estado listo al ponerse a la cabeza de la manifestación para ayudar a Grecia. Esta vez, la soberbia ha corrido a cargo de Merkel y la sensatez a cargo del habitualmente insensato presidente del Gobierno español. A cada uno lo suyo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com