Sr. Director:
Es más que lamentable el espectáculo mediático que se está escenificando en torno al caso Garzón, un ciudadano más que al residir en un país democrático está sometido bajo el palio del imperio de la ley como cualquiera.

 

Si la separación de poderes se desnaturaliza, si el poder judicial se politiza, no solamente se contraviene el espíritu constitucional sino que también se dinamita el funcionamiento regular que debe regir en todas las Instituciones que conforman el Estado.

Ciertos comediantes, fieles escuderos de la subvención teatral y cinematográfica otorgada por el Gobierno central, han arropado al juez Garzón en un alarde de solidaridad sesgada, actitud que si bien obedece al libre ejercicio de la expresión, no sigue los dictados cabales de la intachable razón. Si las actuaciones del juez ofrecen o no, indicios racionales de criminalidad, ha de decirlo la justicia sin presiones y procesarle  si los hubiera.

Por ello, las adhesiones con presencia sindical avaladas por la aquiescencia del rectorado de la Universidad Complutense de Madrid, unidas a la exhibición de banderas republicanas, anticonstitucionales éstas por atentar contra el artículo 4 de la Carta Magna, no cabe duda de que enarbolan la sinrazón más depurada de la autocracia sectaria de la progresía española.

Vicente Franco