Por el contrario, crece la economía sumergida, según reconoce Trabajo Según las estadísticas oficiales la racha de incremento de cotizantes se ha roto. En agosto se perdieron 19.549 cotizantes en la Seguridad Social. Menos gente que contribuye al cesto y más gente que coge del cesto. El resultado es agujero. El ministro insiste en que terminaremos el año en superávit, pero la realidad es que los números rojos asoman a la vuelta de la esquina.
En paralelo, Trabajo reconoce que se ha disparado la economía sumergida. Normal: en momentos de crisis, la gente se refugia donde puede. El Gobierno debería preguntarse por qué no dota de más recursos y más plantilla a la Inspección de Trabajo. Al contrario, ahora se plantea su traspaso a las CCAA. Incluso después de la experiencia del malísimo resultado del traspaso de Protección Civil que llevó a crear la UME.
Pero sobre todo, el Gobierno quizás debería plantearse que es el momento de rebajar las cuotas a la Seguridad Social, el verdadero impuesto al trabajo. Desde el Ejecutivo se argumenta que esa medida nos colocaría en déficit. Pero es una visión excesivamente conservadora. Lo que nos coloca en déficit es no hacer nada y permitir que continúe la sangría de empleo y la fuga a la economía B.