Como toda empresa, AENA tiene su contabilidad de costes. Sabe cuáles son los aeropuertos rentables y cuáles no lo son. Pero también como en toda empresa, la contabilidad de costes es el sancta sanctorum invisible a los ojos de extraños. Pues bien, podemos decir que de todos los aeropuertos de España, sólo seis resultan rentables: Madrid, Barcelona, Málaga, Palma de Mallorca y los dos de Canarias. El resto, son servicio público, es decir, son mantenidos por el interés general, no por los beneficios que reportan a la cuenta de resultados.

En caso de que alguno de los aeropuertos rentables fuese segregado de AENA, colocaría a la compañía en situación de quiebra técnica. No hay que olvidar que AENA es una sociedad fuerte y crecientemente endeudada y que la salida de uno de sus centros de negocios, podría convertirse en la puntilla.

Pero es que además, si el aeropuerto de Barcelona saliera de AENA -como exigen los nacionalistas catalanes de todos los partidos- probablemente se produciría una cascada de bajas por parte de los aeropuertos rentables.

Por otra parte, segregar AENA no resulta tarea fácil. Porque la gestión aeroportuaria exige coordinación y porque separar aeropuertos de navegación aérea (control del tráfico) no es tarea sencilla. Algo que no debió de entender demasiado bien en el anterior gobierno popular, que estuvieron a punto de privatizar AENA sin medir sus consecuencias.