El sector de Txeroki incumple el comunicado del sector Ternera y ataca un vehículo del concejal socialista navarro, Eduardo Fernández. Txeroki se niega a abandonar los atentados y acusa a Ternera y a Otegi de renunciar a una declaración de independencia de Euskadi. El Gobierno Zapatero es el más preocupado por la división interna de los terroristas.

Horas después de que la ETA histórica publicara su comunicado de tregua a los políticos electos, y sólo para ellos, la ETA auténtica atacaba el vehículo del concejal del Partido Socialista en Navarra (PSN) en el Ayuntamiento de Ansoáin, Eduardo Fernández. En efecto, el comunicado fue colgado en la página web de Gara a las 10 de la noche mientras que la explosión del vehículo del concejal socialista se produjo a las 2 de la madrugada del sábado al domingo, cuatro horas más tarde.

El vehículo se encontraba estacionado a unos veinte metros del domicilio del edil. Tras la explosión presenta daños en la luna delantera y en la puerta, además de pintadas, en las que puede leerse, en euskera, fascista y ladrón. El ataque evidencia la ausencia de unidad de acción por parte de la banda terrorista. Resulta, asimismo, extraño que la banda declare la tregua dos días más tarde de ofrecer paz por autodeterminación.

Y más cuestiones chocantes: horas antes del comunicado donde los terroristas perdonaban la vida de los políticos, los cachorros de la kale borroka atacaban en Berango (Vizcaya) al concejal socialista de Getxo, Joseba Markaida. El impacto de los cócteles molotov causó daños materiales de escasa importancia en la fachada de la vivienda, situada en la localidad vizcaína de Getxo. Pero lo más llamativo es lo primero : que a las cuatro horas del comunicado se produjera el ataque al vehículo del concejal socialista.

El dato apunta a la abierta división en el seno de ETA. Un comunicado contradice al otro. Y la actuación de unos contradice las palabras de los dialogantes. Algo así como : Nuestra acción va a dejar en papel mojado los signos de negociación. Y con todo esto, el secretario de Organización del PSOE, Pepiño Blanco sigue sosteniendo que algo se está moviendo en el entorno de ETA. Tiene razón Pepiño. Pero la novedad ahora es que ETA ha abandonado su unidad de pensamiento y acción, deja de existir un interlocutor único y la situación para el Gobierno se hace más delicada. Quizás por eso, el Gobierno siempre repite la misma cantinela: Sólo deseamos que ETA se disuelva. Naturaca. Faltaría más.

Según fuentes policiales la división cada vez más clara: de una parte, el huido Josu Ternera, al parecer en estado terminal, así como el máximo líder de la antigua Batasuna, Arnaldo Otegi, son partidarios de negociar con el Gobierno Zapatero, aprovechando el acuerdo parlamentario que consiguió el Ejecutivo español. Sin embargo, el jefe de los comandos, Garikoitz Aspiazu, alias Tkeroki, 25 años de edad, así como otros terroristas jóvenes, no están dispuestos a dejar de matar. Se califican como el grupo J. Aguirre, y consideran que Arnaldo Otegi está traicionando al Movimiento de Liberación Nacional y abandonado lo que para ellos es la estrategia fundamental: una declaración unilateral de independencia de Euskadi y el uso de la violencia para presionar al Gobierno de Madrid. Para el grupo Aguirre, sin asesinatos, España nunca cederá. Para algunos, Otegi comienza a tener más miedo de sus ex compañeros etarras que de la judicatura española. A fin de cuentas, el fantasma de Yoyes, la dirigente etarra que abandonó el grupo terrorista y luego fue asesinada por miembros de ETA, aún está demasiado presente en el recuerdo de todos.

Para Zapatero, la cuestión sigue siendo ésta: ¿Merece la pena negociar con un Otegi cuyo liderazgo ha sido puesto en entredicho? Lo de Eduardo Fernández ha sido un aviso.