El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no inaugura pantanos, como hacía Su Excelencia, pero aparece en la televisión pública bastante más veces que Su Excelencia.

El pasado sábado 26, celebró una fiesta de confraternización con dirigentes socialistas en un hotel de Madrid. La redactora de TVE estuvo sembrada: nos habló de que Zapatero pretendía agradecer a la militancia su esfuerzo, tras un periodo electoral tan intenso (municipales, generales, europeas). La reportera del Ente público (telediario vespertino del sábado 26) se esforzó en trasmitir esta sensación de gratitud, tan propia de un líder que ha hecho del diálogo y el talante su norte político.

Y así, llega a la enumeración de todo lo que Zapatero, voz en off, imagen al fondo, agradecía a la parroquia, entre otras cosas, su contribución al triunfo en el referéndum sobre la prostitución europea. Hasta el momento mismo de su fallecimiento, Julio Cerón cantó las excelencias de las erratas, porque sólo en el despiste del ser racional anidaba, según el maestro, la razón. Pero por mucho que Cerón cantara las maravillas del gazapo, hay errores de tales dimensiones que resulta difícil hasta la rectificación. Así, nuestra avezada reportera se esforzó en repetir Constitución Europea un par de veces, se supone que para ahogar el mal en abundancia de bien. Es igual, la que imagino somnolencia audiencia pegó un brinco y se miraron unos a otros: esta era la verdad tanto tiempo buscada: no estábamos votando un Tratado Constitucional sino la casa de mala reputación en la que se ha convertido Europa. En Hispanoamérica hablan de Europa, la vieja puta, y ahora resulta que va a tener razón. Y un día no muy lejano, nuestra reportera pasará al estupidiario de RTVE, esa cinta donde se recogen las meteduras de pata de cada medio, pero seguramente el estupidiario no recogerá que la errática reportera había dado con la clave de la política actual: la prostitución europea.

Las letras, insisto, siempre son definitivas. Reparen, por ejemplo, en el Boletín Oficial del Estado que creó el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pieza maestra de nuestro ordenamiento democrático. Allí se podía leer muy claro cómo el Gobierno de Su Majestad anunciaba la creación del Consejo General del Joder Judicial. Ahora, a la vuelta de unos lustros, y considerando cómo funciona la justicia en España, esa administración que el CGPJ (no CGJJ) está encargada de administrar y salvaguardar, se comprueba que la errata resultó profética, reveladora, básica.

Pero al fin de semana aún le faltaba un aire. Horas después de la puesta en escena de la prostitución europea, el Partido Nacionalista Vasco presentaba su candidatura en unión a Eusko Alkartasuna (EA), una escisión histórica del primero. A la presidenta de EA, Begoña Errazti, hay que agradecerle su sinceridad. ¿Cuáles son los objetivos de la candidatura? Pues, muy simple: La República de Euskadi, dentro de Europa. E insistió, por si no había quedado claro, que el personal, con tanta ambigüedad, está hecho un lío: la República de Euskadi quiere decir un oasis vasco independiente, con nuestra ikurriña en igualdad de condiciones con cualquier otra bandera. Me siguen, ¿no?

Insisto : La sinceridad de doña Begoña es de agradecer, aunque no su contabilidad. Porque claro, EA tiene una diputada en el Congreso nacional. Aunque su elección haya sido legítima, ¿con qué derecho cobra un sueldo en el Parlamento de un país a quien no quiere representar?

Pero esto es lo de menos. Ahora sabemos dónde estamos: Doña Begoña, y se supone que sus coaligados del PNV, quieren una República vasca. Y esto es lo grave, porque, de este modo, el lehendakari Ibarretxe no podrá ser rey de todos los vascos, forjador de la mafiosa dinastía Ibarretxe. Tendrá que conformarse con la Presidencia de la República, que, siento decirlo, no se puede ni comparar en dignidad  y prosapia. No, Euskal Herría necesita un Rey, un rey cuyo linaje y estirpe se remonte, por lo menos, a un par de siglos antes de Rómulo y Remo. Y si hay que prescindir de Ibarretxe (que con todo respeto, no tiene nombre de estirpe regia) deberíamos optar por Xavier I, de la dinastía Arzallus. Esto me recuerda a un amigo valenciano casado con una bilbaína, que siempre afeaba a su señora el histórico hecho de que Valencia había sido un reino señero, mientras que Vizcaya nunca pasó de señorío. A lo que la interpelada respondió : Claro, porque en Bilbao todos somos señores. Reprobable, sí, pero innegable punto de vista.

Pero insisto, era un fin de semana de febrero, y en España todo pasa en febrero, particularmente lo malo. El mes no se podía cerrar en falso. Le faltaba algo. Y ese algo lo aportó Garzón. Nuestro juez más venerable, un hombre modesto por naturaleza, se marcha a hacer un master a Estados Unidos, un país que ejerce una maléfica fascinación para la progresía: todos los progres odian USA pero todos acaban allí en cuanto tienen oportunidad. Al parecer, Gringolandia inspira en el progre sus críticas más incisivas y mordaces.

Pues bien, con el noble propósito de que no notemos la orfandad de su marcha, Baltasar nos ha obsequiado con libros y un montón de entrevistas. Como no se fía de la prensa nacional, ha acudido a Reuters, que es una agencia muy capitalista pero que sabe valorar los deseos de fraternidad universal. Así, Baltasar ha dicho que durante la dictadura franquista, especialmente al principio, pongamos los años 40, se cometieron crímenes contra la historia de la humanidad, lo que exige una Comisión de la Verdad, que ponga orden en el asunto. Garzón no se propuso para presidir dicha Comisión, ahora bien, si se le propusiera, y habida cuenta de que su familia difícilmente le perdonaría una dedicación tan exclusiva, si se insistiera convenientemente para abrir un nuevo frente en la lucha contra los crímenes contra la humanidad pues, seguramente se viera obligado a aceptar.

Garzón, quizás por las muchas preocupaciones que blanquean sus sienes, no habló de una Comisión de la Verdad que investigaría los crímenes contra la humanidad cometidas por el muy democrático Régimen de la II República, pero hay que reconocer que en este caso no se trataba de crímenes contra la humanidad, sino contra una porción muy definida de la humanidad: los católicos. Además, los criminales eran democráticos.     

Y luego dirán que España es aburrida.

Eulogio López