Hoy jueves, festividad del Corpus Christi, Benedicto XVI llevará al Santísimo Sacramento en procesión eucarística por las calles de Roma, desde la basílica de San Juan de Letrán hasta la de Santa María la Mayor (que no queda al lado, precisamente). El Papa ya ha dicho que los ataques contra la Iglesia son hoy, ante todo, ataques contra la Eucaristía.

Ayer interrumpió su saludo durante la audiencia de los miércoles para recibir a un grupo de peregrinos llegados desde Hong Kong. El Papa Ratzinger mide a la humanidad de forma similar al criterio más habitual en la financiación autonómica española: la población. ¿Cuál es el país del mundo más importante para él? No el más poderoso, sino el más poblado, el que tiene 1.200 millones de almas. Dicho de otro modo; ¿cuál es la prioridad programática del nuevo pontífice? China. Quiere viajar a China.

Sin familia no hay Iglesia. De hecho, tampoco hay sociedad. En clara referencia al matrimonio homosexual que pretende promulgar el Gobierno español, Benedicto XVI reitera que la alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y educación de la prole es el fundamento de la familia, patrimonio y bien común de la humanidad.

El Papa habla de los derechos de la familia. Zapatero, por el contrario, dice que el matrimonio homosexual no hace daño a nadie. Se lo hace a muchísima gente, empezando por los contrayentes, pero no sólo es eso. La progresía actúa con los gays de igual forma que con el aborto : pasan de la homosexualidad libre a la homosexualidad obligatoria. Por ejemplo, el diario El País se ha dado varios golpes de pecho por admitir una publicidad (Polanco, cuando se tata de pasta, no conoce a nadie) que ha calificado de homófoba. La verdad es que el anuncio, publicado por una asociación probablemente inventada, no tenía nada de homófobo. Simplemente pedía que se escribiera a los senadores protestando por la ley del homomonio. Y argumentaba un montón de cosas sensatas, entre ellas que los hijos adoptados por gays resultan vulnerables, o la evidencia, científicamente demostrada de que la homosexualidad propaga enfermedades.

Personalmente creo que el anuncio se queda corto. La homosexualidad no sólo deja vulnerables a los niños adoptados, sino que abre le mano hacia la pederastia. Insisto : casi toda la pedofilia es homosexual, por algo será.

Además, desde aquella mente sucia llamada Freud, hay muchos empeñados en que la sexualidad comienza en el nacimiento y en que el niño nada tiene de inocente. Es el argumento principal de los pedófilos detenidos por la policía: A los niños les gusta

En definitiva, El País está practicando la censura contra cualquiera que se atreva a criticar a los gays. Es el eterno círculo cerrado : primero se pide libertad, luego se niega la libertad de crítica, que siempre -qué casualidad- resulta homófoba. El tercer, lógico escalón, consiste en imponer la homosexualidad como lo normal, mientras la heterosexualidad, la familia y los hijos serían lo anormal, lo extraño. O como decía aquel periodista: yo soy muy antiguo, a mi me gustan las señoras. Es la mejor manera de terminar con la humanidad, por consunción, por amariconamiento (infiero que no me van a dejar escribir en El País nunca jamás).

En cualquier caso, los mohínes de Prisa, dándose golpes de pecho por admitir un anuncio supongo que habrán rechazado el dinero, claro está- que resulta incluso demasiado prudente, son, no me lo negarán, un espectáculo versallesco. Cuando la progresía se flagela, uno no pude por menos de asistir al espectáculo con unción.

Eucaristía, China, familia No es que Benedicto XVI no tenga programa: prefiere aplicarlo que explicarlo.

Eulogio López