Me comenta un amigo periodista, argentino, que conoció, bastante a monseñor Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires: "No encontrarás una foto suya de arzobispo en la que esté sonriendo. Sin embargo ahora…". Vaya sí sonríe. Debe ser eso lo que llaman 'gracia de estado', de estado papal. Juan Pablo II tenía una sonrisa pícara, Ratzinger una sonrisa humilde, pero Francisco es el más jovial, con jovialidad porteña, cuyos giros no puede obviar.

Y así, terminada la Jornada Mundial de la Juventud, llegamos a la famosa rueda de prensa, en el avión de regreso a Roma. Pueden leer el texto completo, merece la pena, todo resulta interesante, porque el Papa Francisco habla clarísimo. Lo que ocurre es que la progresía no quiere entender, quiere que el Pontifica repitan lo que ellos dicen –no sé si piensan- y entonces llega la vergonzante manipulación de El País, con un titular a todo trapo: "¿Quién soy yo para juzgar a los gays".

". O la de los tontainas de Microsoft: "El Papa hace un guiño a los gays". Por pura casualidad, resulta que tanto el diario digital de MSN como El País están ideológicamente controlados por la ideología de género –es su principal axioma-, esto es, por los dos lobbies mas peligrosos: el feminista y el gay.

Una manipulación digna de figurar en el almanaque, oiga, porque la cita completa es esta: "Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me encontrado con ninguno que me dé el carné de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby".

Es decir, Francisco dice lo que han dicho todos los papas desde Pedro: que la fórmula consiste en amar al pecador y odiar el pecado. Que al homosexual hay que acogerle mientras se rechaza –se condena, si lo prefieren- la homosexualidad, una bestialidad antinatural y que atenta contra e futuro de la raza humana y contra la ley de Dios, contra la ley natural y contra la higiene.

En Hispanidad, a la que el lobby gay considera homófoba hemos repetido lo mismo hasta la saciedad: lo malo no es tener tendencias gays, lo malo es el orgullo gay: el de quiene se afanan en el error y hacen proselitismo del mismo, es decir, de una vida tremenda, porque lo gay es muy poco gay. En definitiva aquellos que defienden la sodomía como algo natural.

El Papa Francisco se pregunta quién es él para juzgar la homosexualidad pero añade lo que El País y los chicos de Bill Gates ignoran en sus titulares. Si un gay busca a Dios, esto es, si quiere abandonar su pecado, ¿quién soy yo para juzgarlo El problema es: ¿Y si no busca la Señor y se enorgullece de impugnar sus mandamientos La Iglesia no juzga al homosexual juzga la homosexualidad. Sólo que el lobby gay, pieza clave del Nuevo Orden Mundial (NOM), no defiende al homosexual, defiende la homosexualidad.

Que no, que los progres no van a conseguir un Papa progre. Lo que tienen es un papa caritativo, capaz de amar a las persona… que es lo que los progres no pueden comprender.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com