Las células madre embrionarias han generado una enorme polémica ética porque se basan en el troceo de seres humanos en estado embrionario para tratar de curar a otros. Obviamente, estas técnicas nos retrotraen moralmente a la época de la esclavitud, donde unos seres humanos eran instrumentalizados por otros. Esta es la crítica de los movimientos que la prensa 'progre' califica de provida y también de la Iglesia católica. "Todos fuimos embriones", dice el folleto de la Conferencia Episcopal Española. Una obviedad que podría decir cualquier alumno de la ESO. Bueno, vale, cualquier alumno medianamente aplicado de nuestro sistema educativo...

Pues bien, resulta que los jugadores de élite están guardando el cordón umbilical de sus hijos para tener 'repuestos' en caso de enfermedad. Dice La Vanguardia que estas investigaciones están generando mucha polémica ética. Se confunde el decano de Barcelona. No existe polémica ética, porque las células madre adultas contenidas en el cordón umbilical no son otros seres humanos diferenciados, sino 'material' genético -esta vez sí- que podrá ser utilizado para salvar vidas humanas. Los movimientos provida, la Iglesia y la gente que valora la vida, no sólo no critican estas prácticas, sino que las aplauden. La ciencia y el progreso destinado a la mejora de la salud y de la calidad de vida, siempre es plausible. Lo que no resulta aceptable es que el progreso de unos se base en el sacrificio de otros. Y esto, la izquierda lo debería de entender muy bien. Sólo que los embriones, pobres, no tienen derecho de voto...

La polémica que se ha despertado con los bancos de cordones umbilicales es político-administrativa, no ética. El gobierno quiere que todos los cordones umbilicales sean almacenados en lugares públicos al servicio de todos, cerrando de esta manera la puerta a la iniciativa privada que ya está operando de manera satisfactoria frente a la desidia gubernamental. Eso ha obligado a cerrar o 'deslocalizar' a algunas empresas que ya estaban operando en España.

La propuesta regulatoria del diputado guipuzcoano José Eugenio Azpíroz es que puedan existir bancos de cordones umbilicales privados que estén regulados por la administración sanitaria y que en todo caso puedan disponer de su material si algún enfermo lo necesita. Es decir, abramos la puerta a la iniciativa privada, sin perder el concepto de que los beneficios sanitarios sean para todos, y sin que sea incompatible con la formación de bancos públicos de cordones umbilicales.

Como se ve, nada que ver con la polémica ética que sí se plantea en el caso de las investigaciones realizadas la semana pasada por la empresa norteamericana Advance Cell Tecnology Inc. Según señala la compañía, habían sido capaces de clonar varios embriones humanos hasta la fase de 8 y 10 células, extrayendo una célula madre sin que 'supuestamente' afecte al embrión, que queda listo para ser implantado en la madre.

Varios científicos señalan a Hispanidad que la posibilidad de esta fórmula es muy remota, porque en un estadío tan temprano del desarrollo embrionario, todas las células son necesarias para el correcto desarrollo posterior. "El desarrollo se basa en unas sinergias que se podrían ver alteradas por la célula retirada", señalan. Pero es que, además, la mera investigación con embriones resulta condenable. Porque los embriones supervivientes fueron destruidos después del hallazgo. Además, los seres humanos tenemos derecho a ser concebidos en un lugar digno. Y un lugar digno, desde luego, no es una Placa de Petri (ya saben, esas cajas de cristal o de plástico en las que se dispone un medio de cultivo para hacer crecer bacterias u hongos).

Pero es que además, las investigaciones embrionarias siempre han acabado en vía muerta. El Jefe del Banco de Cordones Umbilicales del Reino Unido, Peter Hollands, reconoce que en el Reino Unido se han invertido millones en un banco de células embrionarias con seis líneas diferentes "y ninguna de ella puede usarse para trasplante". Según Hollands, el futuro está en las células obtenidas de los cordones umbilicales, pero también advierte que sólo podrán seguir siendo investigadas si los científicos y medios de comunicación educan a la gente en las enormes posibilidades de curación. Unas posibilidades que ya son realidad. El problema es que no hay presión social. Y sin presión social, no existe financiación para desarrollar nuevos proyectos.

Sin embargo, el resultado es muy claro. Las células madre adultas son una realidad hoy y curan y las células madre embrionarias no dejan de ser un 'tío en América' además de resultar probables por acabar con la vida de un ser humano en estado embrionario.