La pequeña Lola  aborda un tema de rabiosa actualidad: la adopción internacional, más en concreto  la odisea por la que pasan una pareja de franceses para adoptar a una niña en un país del continente asiático (Camboya). El director galo Bertrand Tavernier aprovecha esta aventura para diseccionar, no sólo las contradicciones y los miedos a los que se enfrenta esta pareja durante la espera, sino para analizar qué razón conduce a tantos europeos a decidirse por la adopción internacional. Un proceso que, en La pequeña Lola, observamos está plagado de dificultades  e, incluso, donde en ocasiones aparece la  corrupción, puesto que los futuros padres se ven expuestos a  constantes chantajes para conseguir su vástago. Atención, la mirada que lanza Tavernier a los candidatos intenta ser ecuánime, de ahí que nos muestre claramente cómo, a veces, la paternidad obedece más a un capricho por satisfacer una necesidad egoísta que a la firme voluntad de dar una vida distinta a niños  abocados a la miseria desde la cuna.

 

La pequeña Lola es una película interesante pero no perfecta, tiene un metraje demasiado extenso, muestra gratuitamente desnudos y escenas de sexo, pero merece la pena para todos aquellos que les interesen las película de contenido sociológico.