ZP hackeado: Los piratas redireccionaron la página hacia Mr. Bean

 

Todavía estoy sobreponiéndome del shock de ver a Mr. Bean en la primera de El Mundo de hoy o del ABC. La cada vez más extendida práctica de convertir la anécdota en noticia alcanzaba el lunes por la tarde las máximas cotas del absurdo. Sólo nos consuela, por decir algo, que los tristes datos de paro de diciembre van a engullir del todo este ridículo asunto del hacking de la web de la Presidencia Española de la UE, porque eso sí es, qué lástima, una noticia.

De cuantos expertos en Internet se jactan de serlo, ninguno fue capaz de explicar ayer con naturalidad que lo que ocurrió con la web fue anecdótico, superficial, totalmente inocuo para la seguridad, y, sobre todo, brevísimo.

¿A qué se limitó la prensa on line ayer lunes por la tarde, y buena parte de la prensa de papel esta mañana del martes? A sacar la anécdota del tiesto, dar voz a los blogueros vocingleros y comprometer gravemente a los profesionales responsables de esa web. Ah, y a buscar, a toda costa, el dato de cuánto cuesta esa web y colgarle el muerto a Telefónica que, por esta vez, nada tenía que ver.

Porque esa es otra. El Gobierno puso en marcha dos concursos para la adjudicación de la necesidad de telecomunicaciones que van a generar estos seis meses de Presidencia Europea: uno para gestionar las comunicaciones, los sistemas, montar las salas de prensa, ocuparse de que todo funcione durante las cumbres previstas, poner los enlaces... ese tipo de cosas, que sí ganó Telefónica, por esos casi 12 millones que se han publicado; y otro para el diseño, gestión y seguridad de la web específica de la Presidencia, www.eu2010.es, que no, señores, fíense de mí, que no ganó la operadora, sino El Corte Inglés. Ni un solo medio alude esta mañana a El Corte Inglés, cuya división de informática, IECISA, es la adjudicataria de ese concurso, con su cara (8 millonazos de euros) y con su cruz (que su vulnerabilidad permitió el momento Mr. Bean de ayer).

Y es verdad que el asunto no tiene más importancia que el regocijo de la ciudadanía, tan poco acostumbrada a disfrutar de sus políticos y tan aburrida de soportarlos. Eso sí ha sido mérito de El Corte Inglés y desde estas pantallas se lo agradecemos.