Sr. Director:

En estos días estamos asistiendo a un debate muy encrespado sobre si la homosexualidad ha de ser considerada o no una enfermedad.

La valoración que más irrita al lobby gay es la psiquiátrica, cuando tipifica como enfermedad una determinada manifestación de homosexualidad. Los homosexuales aducen una historia de continuas represiones de las que han sido víctimas. Sin embargo esta triste e injusta realidad, a efectos del debate, no quita nada a que pueda tratarse de una patología.

Por el contrario, los argumentos médicos que llevan a considerar que la homosexualidad es una patología se basan fundamentalmente en dos principios de sentido común y universalmente aceptados: la enfermedad es toda disfunción o alteración que le acaece al individuo y que le produce malestar físico o psíquico -o ambos-, con una determinada intensidad

Y precisamente la psiquiatría es la parte de la ciencia médica encargada de estudiar y tratar la patología de la libertad en el ser humano, como es el caso de los trastornos del humor, de las dependencias a determinadas sustancias, de los trastornos de la personalidad, de los de la percepción... y también de los trastornos de la sexualidad

La psiquiatría considera, pues que está enferma una sexualidad cuando produce en el individuo que la padece trastornos serios que le hacen sufrir y que coartan su libertad. La OMS dedica un apartado de su clasificación de las enfermedades psiquiátricas CIE 10, el número F66.1.x1, al que denomina Trastorno de la orientación sexualidad egodistónica, homosexualidad

Cuando un homosexual pide ayuda y apoyo, sería inhumano que la psiquiatría se los denegara. Los psiquiatras tenemos derecho a expresar nuestra valoración clínica basada en casos reales de pacientes con grave sufrimiento que atendemos en nuestra consulta. No podemos permitir que presiones ideológicas y políticas, o de otro tipo, interfieran en nuestras consideraciones clínicas.

Joaquín Muñoz Creus

munozcreus@terra.es