Huele a consigna el empeño de los dirigentes socialistas en negar la evidencia de que el atentado del 11-M convirtió en presidente del Gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero. Pero alguno se está pasando. Por ejemplo, los directivos del PSOE que, como Trinidad Jiménez, insisten en que el partido disponía de encuestas en las que, ya antes del 11-M, se le declaraba vencedor. Al decir de sus próximos, sólo hay un cosa que puede sacar de quicio a un eufórico Zapatero: que le recuerden que Bin Laden le ha conseguido lo que ni en sus mejores sueños podía presagiar: La Moncloa. A día de hoy ya es una verdad a voces, frente a la que no cabe otra defensa que la esgrimida en la entrevista concedida al diario El País, el domingo 21 de marzo, en la que insiste, una y otra vez, en que un gobernante no puede mentir a los ciudadanos. Lo cual es cierto, como cierto es que fue Bin Laden quien ha colocado en la Presidencia a Zapatero y que los terroristas están eufóricos porque, dicen, han conseguido que un país de la coalición anuncie la retirada  de Iraq de sus tropas.

En este sentido, podríamos decir que, de todo cuanto se ha escrito acerca de las consecuencias políticas del 11-M, quizás lo más atinado y claro haya sido el artículo del director de La Razón, José Antonio Vera, el pasado sábado 20 de marzo. Por su interés, lo reproducimos aquí.