El secretario de Estado de Economía, David Vegara se ha mostrado muy optimista en la mañana de este martes sobre las bondades que la nueva Ley Hipotecaria podría tener sobre el mercado. Se recortarán los aranceles de registrador y notario y se obligará a las entidades financieras a ofrecer cumplida información al usuario.

Además, el ministerio ofrecerá información comparada de todos los productos existentes en el mercado para que el usuario pueda escoger el que más se ajuste a sus necesidades, incluyendo la hipoteca inversa de gran potencial para el beneficio social y económico. Ya anunció Caldera que los dependientes propietarios de un piso no serían beneficiarios de la pomposa Ley de Dependencia vendida como el 4º pilar de nuestro Estado de Bienestar.

Además, se flexibilizará la titulización hipotecaria y se obligará a mayores garantías de transparencia, independencia y profesionalidad a las sociedades de tasación propiedad de los bancos. Con todo esto, Vegara calcula que el ahorro para el usuario será en torno al 40% de los costes administrativos. Se acabó el chollo hipotecario para registradores y notarios.

Nada dice en cambio del coste fiscal. Porque ocurre que la adquisición de una vivienda está grabada con un 7% en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Y esta imposición va a seguir igual. Al tratarse de un impuesto autonómico, se ha convertido en el gran instrumento financiero de las CCAA que observan con alegría el incremento del precio de los inmuebles, base del fundamento de sus ingresos fiscales.

Así que sí, bajarán los costes administrativos, pero no los fiscales. Habrá mejoras para el cambio de hipoteca, pero el acceso a la vivienda seguirá teniendo un importante peaje fiscal.

En cuanto al calendario, el proyecto de reforma se someterá esta semana a consulta pública. Después el gobierno se tomará un mes para incorporar las reformas que se consideren razonables, posteriormente se elevará al Consejo de Estado, después a Consejo de Ministros y de ahí al Parlamento. O sea, no antes del primer trimestre de 2007, concluye Vegara, aunque probablemente se haya mostrado muy optimista en cuanto a los plazos.