El continuado desastre electoral del PP tras el 11-M, y el no menos desastroso pase a la oposición del nacionalismo catalán de CiU, está modificando todo el mapa de la derecha española, llena de conspiradores aficionados. En Hispanidad ya les hemos hablado del proyecto de José Bono, ministro socialista de Defensa, que pretendía crear una tercera vía con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, para conquistar los votos del centro. O eso, o buscar una fórmula intermedia para que Gallardón entrara en la esfera del PSOE.

Pues bien, en Cataluña también cuecen habas. Así, el líder democristiano, Josep Antoni Durán i LLeida, podría abandonar la coalición CiU, un barco que no parece dar más de sí. En esa aventura podría acompañarle Josep Piqué, actual líder del PP en Cataluña, cada día más alejado de Mariano Rajoy por mor de la cuestión territorial (en otras palabras Rajoy se ha decidido por el centralismo y Piqué sigue jugando a la reforma del Estatut).

Al final, tanto Bono y Gallardón como Durán y Piqué, juegan al centro, un centro, naturalmente, progresista. Los unos fiados de los muchos votantes de izquierda que están hartos del radicalismo territorial de Zapatero. Los otros, Durán y Piqué, a la búsqueda de una derecha moderada, aunque más moderada en lo social que en lo económico.

Más bien, estaríamos hablando, en ambos casos, de algo parecido a la Nueva Derecha que creara en Francia Alain de Benoist: pagana, capitalista, progresista y populista.