Enric Sopena y Pilar Rahola, obsesionados con el bebé Aído

 

El pasado sábado, La Noria de Telecinco dedicaba su tertulia a la pregunta de si una adolescente está preparada para ser madre. Un debate interesante que servía además para promocionar la polémica serie que la cadena lanzaba al mercado al día siguiente. O sea, un anuncio en forma de programa.
Pero entremos en la cuestión. ¿Está preparada? Físicamente sí; de otra manera, la sabia naturaleza no lo habría permitido. Pero esa no es la pregunta: ¿está preparada psíquicamente, tiene madurez suficiente? Probablemente no, aunque la realidad es que ya es madre. Probablemente no tenía madurez ni preparación psicológica para mantener relaciones, pero una vez que lo hace, debe asumir las consecuencias de sus actos.
Y lo esperable por parte de un estado social es que una vez que una adolescente se encuentra en esa situación, despliegue todas las ayudas posibles para que no se sienta sola, para que el niño sea criado en las mejores condiciones posibles y para que la madre pueda continuar con su proyecto vital de estudios y desarrollo profesional. Ese estado social, lamentablemente, no existe.
Pero demos un paso más. El mensaje que se pretendía transmitir en La Noria es que es posible la maternidad trunca el desarrollo vital y que por lo tanto, es mejor quitarse el paquete de encima. No me arrepiento de haber tenido a mi hijo, pero si me encontrara en la misma situación no lo haría. Fue el testimonio más aplaudido de una joven que fue madre con 17 años. Por una parte se aplaude su valentía de seguir adelante, pero se aplaude con más ganas su reconocimiento de que hoy tiraría la toalla. El problema es que la toalla es su hijo: ¿lo borraría del mapa? Por supuesto que no. ¿Entonces? La diferencia es que el bebé intrauterino no se ve.
Por eso cuando se ve aparecen las contradicciones a flor de piel. Y los contradictorios no las soportan. Eso explica la tirría de Enric Sopena y de Pilar Rahola hacia el bebé Aído. No lo pueden ver porque pone en solfa toda su argumentacón. ¿Lo eliminamos? Y sí, borrarlo del mapa, es matarlo: parada cardiaca y expulsión del seno de su madre.
Por lo demás, llamó la atención que aunque el 75% de las adolescentes embarazadas opte por abortar, el programa no lograra recoger ningún testimonio de una chica que optara por el aborto y se presentara ante las cámaras satisfecha de haber tomado la mejor decisión. Porque la realidad es que tener un hijo muerto nunca es la mejor decisión. Aunque a veces se pueda acallar la voz de la conciencia durante años.