Supuestamente todo seguiría igual. Su sucesor ha mantenido íntegro el gobierno para dar imagen de continuidad. Pero las tensiones se han disparado. En Mauritania, los soldados han tomado la capital aprovechando la presencia de su presidente en los funerales. Y el petróleo sigue por encima de los 60 dólares ante los temores a una crisis de abastecimiento.

 

Los mercados internacionales -siempre temerosos- están en movimiento de ventas apresuradas. Y mientras tanto, en Irak mueren 14 soldados más sumando 1.400 a la macabra lista de bajas desde que en marzo de 2003 Estados Unidos decidiera la intervención. No, definitivamente no todo seguirá igual tras la muerte del rey Fahd. Tampoco para la monarquía española. Una buena razón para que el Rey luciera corbata negra en señal de luto.