Sr. Director:
Los científicos e investigadores aseguran de forma unánime e incuestionable que la vida de una persona humana empieza en el momento de la fecundación. Hay datos más que sobrados que lo acreditan.

 

Un óvulo no fecundado es una célula que morirá a las pocas horas, sin embargo, desde el momento en que es fecundado, el óvulo ya se comporta biológicamente como algo o alguien que defiende su integridad.

La fecundación es el único evento que marca un antes y un después. En ese momento, se produce un cambio en el potencial de la membrana que hace invulnerable al óvulo: el resto de los millones de espermatozoides presentes ya no consiguen entrar, es como si el óvulo cerrara compuertas y dijera "aquí no entra nadie más".

Desde ese momento hay ya una nueva identidad; de hecho ya está definido el sexo cromosómico de la nueva persona, desde ese instante el cigoto es titular de una identidad nueva y distinta de la de la madre, y consiguientemente de una dignidad irreemplazable. Esto es así.

Todos los demás argumentos que se quieran contraponer a esa realidad no son científicos y por lo tanto carecen de base.

Isabel Costa Espluga