El presidente de Telefónica, César Alierta, informa durante la Junta de Accionistas que la compañía empleará en inversiones financieras y adquisiciones no más de 1.500 millones de euros. Añade que no habrá ampliaciones de capital durante 2006 y 2007. Sin embargo, en el punto VI del orden del día de la junta se propone a los señores accionistas el poder de que el Consejo de Administración pudiera ampliar capital por valor de 2.460.565.198 euros, equivalente a la mitad del actual capital social de la compañía.

¿Por qué esta contradicción? Fuentes de Telefónica señalan que se trata de una cautela para que el consejo tenga margen necesario sin tener que convocar una junta extraordinaria, aunque insisten en que la información valida es la primera: no habrá ampliación de capital. También se ha aprobado la posibilidad de incrementar la autocartera hasta el 5% y no se va a hacer, es una decisión de rutina, señalan

Pero la pregunta sigue en pie: si no va a haber ampliación ni en el 2006 ni en 2007, ¿por qué reservarse margen? Y sobre todo, ¿por qué proponer a los accionistas que renuncien a su derecho de suscripción preferente? La pregunta ha sido planteada por varios de los accionistas presentes en la junta. Y es que la practica de la compañía en las últimas ampliaciones ha sido persistentemente la exclusión del derecho de suscripción preferente, una práctica generalizada en los últimos años no sólo por Telefónica, sino por otras compañías cotizadas, que en la práctica supone una merma el patrimonio social y constituye uno de los mejores ejemplos del divorcio entre el capital y la dirección.

No obstante, Alierta señala que se trata de una decisión enmarcada en la flexibilidad de los mercados financieros de manera que la compañía pueda aprovechar las circunstancias más favorables. O sea, vuelta al margen que se compromete a no utilizar.