Toda la política del ministro de Trabajo, Jesús Caldera, consiste en ocultar la verdad palpable de que la Seguridad Social está llamada a la quiebra, por la sencilla razón de que la gente no tiene hijos. A duras penas, porque sus sueldos son bajos, los inmigrantes van sustituyendo a unos contribuyentes nativos que no llegan y financiando a unos ancianos insolidarios que se niegan a morir a su debido tiempo y que cada vez consumen más recursos sanitarios, aunque dejemos eso para otro capítulo. Pero ya lo dice Emilio Botín, lo que no son cuentas son cuentos. Y, como las cuentas de la seguridad social no salen, a lo que se dedican los políticos es a rebajar las pensiones y las prestaciones públicas sin que se note. Hasta ahora la técnica ha consistido en alargar los años de contribución exigibles para cobrar una pensión dada, pero la población continúa envejeciéndose en lo que se ha llamado el suicidio de Europa y por tanto la técnica resulta insuficiente. Al mismo tiempo el nuevo truco consiste en relacionar lo contribuido con lo exigible, en la práctica una nueva rebaja de las pensiones. Si a este factor le suman que los sueldos en Occidente (en España los trabajadores han vuelto a perder poder adquisitivo durante el último ejercicio, y van tres años consecutivos) la conclusión es obvia.

Pero la progresía acostumbra a tropezar varios cientos de veces en la misma piedra. Así, en lugar de favorecer a la familia tradicional y la natalidad, se empeña en jugar con pólvora en una mano y fuego en la otra, con salarios bajos y pensiones insostenibles. Salarios bajos y viviendas caras que, además, aceleran aún más la caída de la natalidad. Es una política de derechas realizada tanto por la derecha como por la izquierda y es, sobre todo, una política económica suicida.

Pues bien, en este ambiente, hoy mismo martes 11 de julio es posible que se firme el pacto sobre prejubilaciones en Televisión Española que es como añadir más fuego a la gasolina. 4.000 señores técnicos cualificados que van a pasar de activos a pasivos, porque alguna mente privilegiada considera que es más importante salvar las cuentas del Ente RTVE que salvar las cuentas de toda la sociedad española. El Gobierno Zapatero llegó al poder con la correcta afirmación de que la prejubilación es una locura y que lo que hay que hacer es prohibirlas e incluso aumentar la edad de trabajo hasta los setenta años. Es lo que está haciendo Europa. Aquí, sin embargo, el señor Zapatero siempre que tiene algún problema acude a la prejubilación: RTVE, astilleros y ahora funcionarios públicos y autónomos. Lo de las prejubilaciones de funcionarios tiene su coña porque, dado su ritmo de trabajo, podrían seguir en activo hasta los 80 u 85 años (y esto con todas las excepciones que ustedes quieran).

Es una política insensata, suicida y un poco estúpida.

Eulogio López