"Lo que está provocando la jerarquía eclesiástica es que la familia cristiana se rompa con este tipo de declaraciones. Hay muchos cristianos, yo entre ellos, a los que nos dan ganas de borrarnos". Lo ha dicho pepiño Blanco, en la mañana del día 31 de diciembre y el mundo se ha paralizado, las estructuras eclesiásticas se han tambaleado y, por vez primera, la Iglesia católica, que ha sobrevivido a la muerte de todos sus enemigos, siempre más poderosos que ella, se encuentra en trance de desaparición. Tras sufrir la apostasía de Pedro Zerolo, la de Pepiño Blanco secretario de Organización del PSOE, mano derecha de Rodríguez Zapatero –bueno, mano izquierda- resultaría simplemente demoledor, definitivo.

Cuando Napoleón se dirigió a su prisionero, el Papa Pío VII, para amenazarle con destruir la Iglesia, éste le respondió con gran serenidad: "Eso es imposible, Excelencia, ni nosotros mismos lo hemos conseguido". Ahora bien, una cosa son los papas, otra los emperadores, y una tercera, indeciblemente más preocupante, es Pepiño Blanco.   

Sus reflexiones sobre las manifestación del domingo 2 en Madrid (http://hispanidad.com/noticia_ep.aspx?ID=20071231130432) han causado honda preocupación en el Vaticano.

Eso sí, es la demostración empírica, más bien palmaria, más bien evidente, del éxito de la convocatoria lanzada por el Obispado de Madrid y festejada el 30 de julio, en defensa de la familia cristiana. Es evidente que habrá repetirlo cada año... aunque nos cueste la apostasía de Pepiño.

Eulogio López