Sr. Director:

Respondo a la carta publicada en la prensa el 8 de Julio de 2005, firmada por Pascual Ascaso.

Es cierto que cada uno puede opinar sobre cualquier materia, pero si no está bien documentado, fácilmente puede caer en el error. Este es su caso acerca de algunas actuaciones de la Iglesia Católica. Los católicos libremente y con agrado obedecemos al Papa y a la Jerarquía de la Iglesia, y el que no quiere, no está obligado a permanecer en la Iglesia. Todo lo que enseña el Papa en sus encíclicas, cartas, alocuciones... referente a la fe y a la moral, lo hace asistido por el Espíritu Santo, por eso no se equivoca.

En cuanto a lo que usted dice de que la mujer se tiene que identificar  más con la Iglesia, no es necesario que esté ordenada para eso. Le sugiero que lea la Carta Mulierem Dignitatem, que como sabrá la escribió Juan Pablo II, o el Catecismo de la Iglesia Católica. En el primero alaba y explica la dignidad de la mujer y sus servicios a la Iglesia, y en el otro el porqué sólo el varón puede llegar al sacerdocio. Y también hallará ahí la respuesta sobre el celibato apostólico. Por cierto, que entre las mujeres encontramos en la Iglesia Católica santas canonizadas, doctoras, teólogas, catequistas, mártires...

La Iglesia no puede actuar como una ONG porque no lo es, pero si usted repasa la historia, verá que la Iglesia lleva predicando con el ejemplo muchos siglos antes de que existieran las ONGs, atendiendo a los más pobres, marginados, a los enfermos más enfermos y desagradables, y siempre sin recompensa humana.

Los cardenales durante el corto cónclave desoyeron las razones humanas y escucharon al Espíritu Santo, por eso este papado será eficaz. Yo no le voy a pedir al Papa que se reforme, como usted sugiere, sino que miraré en qué me tengo que reformar yo misma, y rezaré por él y por usted. Le aconsejo que haga lo mismo

 

Conchita del Moral Herranz

 

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