Vamos, que considera ciertas dichas apariciones, así como los mensajes de la Madre de Dios, como ha hecho con Lourdes, o Fátima, por poner dos ejemplos. Por abrumadora mayoría la Comisión Vaticana creada por Benedicto XVI ha dictaminado que no estamos ante unos iluminados sino ante unas apariciones reales de la madre de Cristo. Con esta decisión, cualquier duda sobre la veracidad de este hecho extraordinario queda clara para todos los católicos. Si me permiten añadir algo... como no podía ser de otra forma.

Curiosamente, por Internet, el medio de comunicación por antonomasia del siglo XXI, ha corrido durante los últimos días la especie contraria, en algo parecido a una ceremonia de la confusión. ¿Por qué Pues probablemente por la carta que el prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, miembro de la Comisión sobre Medjugorje que preside el cardenal Camillo Ruini, envió a los obispos norteamericanos pidiendo que no apoyaran la gira de Iván -uno de los videntes- por Estados Unidos, hasta que no hubiera certificado oficial del Vaticano. Bueno, pues ya lo hay. Y es favorable a la veracidad de Medjugorje.   

Esta es la historia. La Virgen María se aparece a seis adolescentes -desde 1981- en la aldea bosnio-croata de Medjugorje. Y a lo largo de los años dicha aldea se ha convertido en la capital mundial de la conversión y de la confesión. Por decirlo de alguna manera, un milagro continuo, además de un centro de peregrinación universal. Como decía un amigo, "lo de Medjugorje no es normal". Sí que es normal, pero también  extraordinario, como corresponde a tiempos extraordinarios: los nuestros.

Sumario: Santa María se aparece a esos adolescentes, en este lugar perdido, dependiente de la diócesis de Mostar, en la antigua Yugoslavia. Los jóvenes son objeto de persecución y torturas por las autoridades comunistas y de desprecio por buena parte del mundo católico (éste es el que más duele). Más por algunos clérigos que por el pueblo orante.

Entonces, ¿qué ha ocurrido desde 1981 para que la Iglesia haya tardado tanto en aprobar las apariciones Pues que en materia de revelaciones extraordinarias, es el ordinario del lugar, el obispo, quien decide si se trata de hechos extraordinarios reales, de un fraude o de un majadero. Y resulta que el obispo, para ser exactos, dos obispos sucesivos, de Mostar, negaron la veracidad del suceso.

Sólo que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI sí creían en Medjugorje. Al segundo se le acabó la paciencia y ordenó crear la precitada Comisión de Investigación en el Vaticano. Ahora, por abrumadora mayoría, esa Comisión ha dictaminado que estamos ante unas apariciones ciertas de la Madre del Salvador y no ante unos jóvenes -ya nada jóvenes- visionarios y locuelos.

Pero todavía hay quienes quieren poner palos en la rueda, dentro y fuera de la Iglesia, porque no pueden permitir que unos hechos tan definitivos, tan aplastantes, obtengan la última de las aprobaciones: la del Papa. ¿Quién va a ganar ¿La verdad, que es la que les cuento, la mentira, que la Iglesia no puede certificar la verdad de las apariciones, o la confusión, que es la que más conviene al Nuevo Orden Mundial (NOM) Esperemos que la primera. La verdad siempre representa el camino más corto.

Y ojo, porque el mensaje central de Medjugorje, al igual que de otras muchas apariciones marianas recientes, tiene mucho de apocalíptico. Para no liarles, al igual que otras muchas revelaciones marianas, el mensaje es acuciante: el mundo debe convertirse, porque se está acabando el tiempo de la misericordia y comienza el tiempo de la justicia de Dios.

Y es cierto que, cuando se trata de hechos sobrenaturales puede darse el engaño, sobre todo por iluminados que cuentan lo que no existe. Pero el peligro es doble: está el riesgo de los iluminados que ven lo que no hay pero también el de los 'iluminati', que es otra cosa, y que saben de la certeza de Medjugorje pero intentan desacreditarla. Ya saben que el demonio es un fervoroso creyente. No tiene la menor duda de fe.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com