José Manuel Martín Medem es un rojo, y a mí los rojos me caen mucho mejor que los cursis de los progres. Los rojos razonan, los progres sólo son tolerantes, más que nada porque, si no creen en nada, ¿por qué no iban a tolerarlo todo? La diferencia entre un progre y un rojo es la que existe entre un chuletón y una gelatina. Además, intelectualmente, del rojo es el juicio, del progre el prejuicio. Y los seres humanos pensamos cuando formulamos juicios.

Y entonces va Martín Medem, el rojo, y declara (al nuevo semanario gratuito Gente de Madrid) que Zapatero le ha dado la puntilla a la televisión pública, una vez que el miura ya había sido toreado por Felipe González y José María Aznar.

Y tiene toda la razón, claro está. Todo el aumento de libertad que se ha producido en España en materia televisiva ha consistido en el paso del monopolio al oligopolio. La mitad de la plantilla de RTVE se va a ir a la calle, adelantándose a toda Europa, más que nada para que dos amigos del presidente del Gobierno, Jesús Polanco y José Miguel Contreras, se conviertan en poderosos editores. La progresía se mueve mucho mejor en el oligopolio que en el monopolio, porque el oligopolio da una impresión de pluralismo, una impresión falsa, por supuesto, pero eso es lo de menos. El monopolio en tiranía, pero el oligopolio es aristocracia, es decir, el peor de los regímenes posible. Muy inferior tanto a la monarquía absoluta como a la democracia. El oligopolio es lo que ZP ha creado : le ha dado un canal a la frivolidad que puede ser tan de derechas como de izquierdas- en el nombre de Tele 5, y otro canal a la derecha, es decir, a A-3 TV (bueno, no se lo ha dado, se lo dio Aznar, pero está obligado a soportarlo-. Una derecha, dicho sea de paso, bastante superficial.

A partir de ese momento, cerró el Sistema. No se admiten más invitados al banquete, que sus amigos de la Cuatro y la Sexta tienen que crecer. Y todo esto no significa que RTVE deje de estar controlada por el Gobierno. De hecho, a las cotas de manipulación en Televisión Española y Radio Nacional a las que ha llegado Zapatero, nunca se atrevieron ni Aznar ni González.

La salvación, claro está, en Internet, y, en materia televisiva, en la TV por Internet. Pero mientras eso llega, la libertad se enfrenta al mismo problema: se llama oligopolio. Unos pocos señores de la prensa que deciden no sólo las respuestas, sino lo que es mucho peor: las preguntas que deben formularse.

Eulogio López