• El jurista belga, Etienne Montero, advierte en Madrid sobre las consecuencias de la legalización de la eutanasia.
  • "Una vez admitida la eutanasia caen, una tras otra, las balizas jurídicas que se han puesto y resulta imparable", señaló.
  • "En su inicio la eutanasia se presentaba como una excepción, ahora se contempla ya como 'acto médico' de obligado cumplimiento", añadió. 
  • "Al principio indicada para adultos, hoy ya sin límite de edad, incluyendo su posibilidad de aplicación a los niños", apuntó.
El pasado día 22 de mayo tuvo lugar en el Centro de Cuidados Hospital Laguna la Jornada de la Asociación de Bioética de Madrid (ABIMAD) 2014, titulada 'Cuestiones éticas en torno a la vida humana en situaciones difíciles'. La jornada se desarrolló en colaboración con la Fundación Vianorte–Laguna que generó gran expectación y una activa participación entre los asistentes.

El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Namur (Bélgica) Etienne Montero explicó, desde su experiencia tras 12 años de eutanasia en Bélgica, que "una vez admitida la eutanasia caen, una tras otra, las balizas jurídicas que se han puesto y resulta imparable". Y añadió que "no se insiste bastante en que el derecho genera valores, genera cultura. Está lejos de ser neutral". "En este caso, el derecho autoriza a una categoría de ciudadanos, los médicos, a dar muerte a otros, lo que rompe un límite marcado por el Derecho".

El experto comparó la intencionalidad  inicial recogida en los trabajos preparatorios de la Ley y lo que ha sucedido a posteriori. Destinada inicialmente a patologías graves e incurables, la Comisión de Control la admite ya para "patologías múltiples" no graves, "cansancio vital", así como la anticipación al temor a un posible  sufrimiento futuro, recogida con el término de "eutanasia preventiva".

"En su inicio la eutanasia se presentaba como una excepción, ahora se contempla ya como "acto médico" de obligado cumplimiento. "Al principio indicada para adultos, hoy ya sin límite de edad, incluyendo su posibilidad de aplicación a los niños". Incidió también en que "actualmente en Bélgica se busca la aceptación plena de la "eutanasia sin petición del paciente". Se quiere obligar a todas las instituciones hospitalarias, a prestar la eutanasia, en detrimento de la libertad de los médicos, en detrimento de la libertad de esas instituciones".

"Cuando se acostumbra a dar la muerte se llega a ver la eutanasia como 'un servicio' a los pacientes y se habla en términos tales como "no negar ese servicio a los pacientes psiquiátricos" etc., aunque no lo hayan solicitado. Por eso la eutanasia no es una elección puramente personal, privada. Es una cuestión pública que tiene un fuerte impacto social afectando a toda la población. Está en juego toda la concepción de la medicina y la confianza en ella", añadió el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Namur (Bélgica) y también Presidente del Instituto Europeo de Bioética. "Lejos de ceñirse a la autonomía individual, las leyes de eutanasia conllevan una puesta en marcha de comportamientos que acaban imponiéndose a todos".

Por su parte la ponencia de César Nombela (en la imagen), Rector de la Universidad Menéndez Pelayo y miembro del Comité de Bioética de España, que versó sobre la dignidad del ser humano y consideraciones ante la vulnerabilidad, afirmó: "En la actual reflexión bioética, resulta imposible prescindir de la dignidad humana".

Y añadió: "Algunas cuestiones actualmente amenazan la dignidad humana: clonación de seres humanos, creación de híbridos hombre-animal, eliminación de memoria, eutanasia, instrumentalización de la vida humana embrionaria. Son situaciones en las que la ciencia debe recurrir a un discernimiento bioético".

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com